El hombre se saco su capucha dejando a la vista un rostro de facciones dominantes, ojos oscuros, piel tercia y pelo opaco — Con que tú eres la que hirió a mas de treinta soldados — se refiria a la princesa con una sonrisa maliciosa.

Einar confundida, ¿se trataba del príncipe Sven? — ¿Tengo que herir a varios de tus soldados para que su alteza se digne a hablarme? — dijo fría, el aura del presente se le hacia soberbia y eso le hacia desconfiar.

El chico rio cínico, saco su espada en menos de un segundo y la punta del arma quedo a milímetros del cuello de la chica — ¿Pensabas regresar a casa?, dime ¿Pensabas volver al reino Fulming?, estas comprometida con ese príncipe — las conclusiones de Sven no eran del todo erróneas.

Pero Einar no tenia intenciones de volver donde Marcos después de todo lo sentimientos rotos solo quería volver a su nación natal — Necesito ir a Magna — mando.

Sven le regalo una mirada suspicaz — Pero… ¿No es mala imagen regresar sin haberte casado?, se dice que, si una princesa al estar preparada para matrimonio es enviada para el año de prueba, y si esta no lo pasa, no podrá volver comprometerse, y eso quita varias posibilidades a su nación — los ojos del príncipe eran inquebrantables, tenía una mirada astuta.

Pero el príncipe tenía razón, aunque la nación Magna era progresivo con las mujeres a comparación de las otras naciones, las costumbre para las princesas eran iguales para todas, al ser enviadas al año de prueba la cual deben pasar con su futuro esposo siendo una mujer sumisa, si estas regresan a su hogar rompiendo el compromiso, no podrán volver a tener la posibilidad de casarse, rompiendo alianzas, y dañando su propia reputación, dando mal presagio para la nación, y Einar era la única princesa de Magna, debía forjar acuerdos como diera lugar.

Einar no quería regresar al reino Fulming a si que solo le quedaba una opción — Príncipe Sven, usted no está comprometido verdad — soltó con una leve voz, ya en estas alturas no perdía nada con optar a comprometerse con cualquier hombre.

Las intenciones de la joven quedaron claras, el rostro del Sven palideció por unos segundos, no esperaba que la chica no quisiera volver con su primer prometido — A donde quieres llegar — acerco más el filo de su espada al cuello de la chica.

Einar tembló — No puedo regresar a casa sin un esposo, pero las leyes no dictan que no pueda cambiar de prometido, además, ¿no es un trato bondadoso?, te estoy dejando la herencia de la nación Magna — su mirada era determinante.

El príncipe solo rio — Entonces llegamos a un acuerdo — bajo su espada — Serás mi prometida desde ahora — se paso el filo de la espada en su mano derecha dando un corte superficial, Einar compendio el acuerdo y se quitó el guante de la armadura, el hombre le paso su espada y la chica se hizo un corte, ambos estrecharon las manos.

— Con una condición — la chica agarro con fuerza la mano del hombre — No podrás retractarte, aunque cometa errores o no sea delicada o sumisa — tomo aire — Y yo tampoco podre retractarme —

— Me parece un trato justo — el príncipe miraba fijamente las facciones de Einar, su piel canela, su pelo cobrizo y esos ojos verdes, admitía que en el sur las mujeres son pálidas y sin mas relevancia, la princesa llamaba la atención por donde sea, Sven soltó la mano de Einar, guardo su espada y subió a su caballo — el general Richard se hará cargo de ti, les enviare a ambas naciones cartas informando de nuestro compromiso — sin mas Sven se marcho.

Einar sintió un alivio, pero esto tan solo era el inicio, el general tomo una postura de superioridad — Princesa la llevaremos al castillo — el hombre se mostro respetuoso y la subió a su caballo.

Al cabalgar por unos minutos el general se detuvo dentro del castillo — Princesa ya llegamos — pero no recibió repuesta, el hombre se volteo y se encontró con la imagen de Einar dormida, el general sin mas remedio comprendió el cansancio de la chica por lo que la tomo en brazos, llevándola por todo el castillo, dejándola en una habitación.

El rumor de la prometida se divulgo por todo el castillo en cuestión de minutos, el general le informo de todo a la ama de llaves encargada de la organización y el orden del castillo.

La ama de llaves rápidamente le encargo el trabajo de dama de compañía a una sirvienta — Tú deber será servir a la princesa, pero también recordarle que acate las normas del castillo, la gente del norte no son como los del sur, si comete un error házmelo saber, no quiero que el príncipe Sven me llame la atención — sus palabras eran de disgusto, no le agradaban del todo los del norte y menos si se trataba de una princesa.

— Si señora — la sirvienta hizo una breve reverencia.

La ama de llaves salió de la habitación, dejando a la nueva dama de compañía con la princesa durmiendo, esta se acerco al cuerpo de la mujer, la cual no se veía del todo bien, sus mejillas estaban rojas y su respiración agitada, la dama le tomo la mano y estaba muy fría, indicios de un resfriado.

La chica fue por un te caliente y por un trapo mojado, estuvo en vela toda la noche, mojando el trapo constantemente, y cuando la princesa tocia la dama aprovechaba en darle té de jengibre y limón, la dama se encargó de la chica, sintió lastima al verla en ese estado, un cuerpo débil y frágil, pasaron dos días en donde la mujer cuido de la princesa, le reportaba el estado a la ama de llaves todas las mañanas.

Hasta que la princesa abrió los ojos por completo sintiéndose mejor — Por que me cuidas tanto — le dijo agradeciendo a su dama de compañía la cual estaba abriendo las cortinas

La mujer emocionada se acerco a la princesa — Señorita despertó... bueno es mi trabajo, seré su dama de compañía –— hizo una reverencia demostrado respeto.

Einar sonrió tiernamente, hace mucho que no sentía el trato cálido de otra persona, aunque los recuerdos de María la atormentaban, agradecía tener a su lado una compañera tan dedicada y bondadosa — Bueno te doy las gracias, me siento mejor — la princesa estaba por levantarse de su cama hasta que su dama de compañía la detuvo.

— Princesa no se levante tan pronto, perdió mucha energía — la chica dispuso a arropar a la presente.

Einar aun sentía su cuerpo decaído y la atención de la dama la avergonzaba un poco, “tan débil soy” pensó, pero no quería contradecir a la persona que la estuvo cuidando — Por cierto, cuál es tu nombre — la miro curiosa.

La dama cálidamente le respondió — Mi nombre es Isabel —

— Isabel… es un bello nombre — Einar se sentía cómoda con su presencia.

Al transcurrir una semana de recuperación por parte de Einar, tomo la decisión de enviarle una carta a su padre, de seguro preocupado de su sentir, también decidió en conocer un poco el castillo, acompañada de Isabel.

El lugar era enorme, muros altos, totalmente asegurados, Einar conto a mas de seis soldados con espadas y arcos en un radio de poco menos de diez metros, sin decir la cantidad de los guardias que se encontró en el camino.

El castillo por dentro estaba cálido, pero al salir y sentir el clima su cuerpo se congelaba,  además no podía salir mucho, indicaciones de Isabel, en el castillo su presencia no era mas que el de una noble y eso le agradaba a Einar, el pasar desapercibido o al menos eso creía.

— Princesa que bueno que la encontré — la ama de llaves hizo una reverencia obteniendo otra reverencia por parte de la susodicha y su dama de compañía — Veo que su estado mejoro — su mirada era de arrogancia.

-— Bueno no estaría así de no ser por Isabel me ayudó mucho — le regalo una sonrisa dulce.

La ama de llaves no le dio importancia — Princesa me gustaría que conociera a las demás señoritas —

— ¿A las demás? — Einar estaba confundida, mientras seguía por detrás a la ama de llaves.

— A las mujeres del príncipe Sven, participes de su harem real —

Einar palideció, ¿mujeres del príncipe? ¿harem? — significa que su majestad… — no quería terminar la oración.

La ama de llaves viendo la reacción de la princesa se dispuso a explicar — Mujeres de compañía del príncipe Sven, doncellas representantes de pueblos cercanos, en este momento son seis y es hora de que las conozca —

— Pero no eh visto mas que soldados en el castillo — dijo Einar.

— Porque esta es la parte de su castillo, el ala este, el harem se encuentra en el ala sur — la ama de llaves la condujo por todo el pasillo principal abriendo una puerta gigante dando imagen de otra parte del castillo, impresionando a la princesa “es el triple de grande que el castillo de Marcos”.

Las mujeres caminaron hasta llegar a un salón adornado con oro y bronce, la ama de llaves fue la primera en entrar.

Varias mujeres bellas, con vestidos de clase alta, telas de primera, llenas de collares, aros y sortijas de plata pura, estas estaban en una conversación amena y no se daban cuenta de la presencia de las recién llegadas, pero la ama de llaves carraspeo un poco deteniendo las conversaciones — Señoritas… les presento a la princesa de la nación Magna, prometida del príncipe Sven y futura esposa — la mujer acerco a Einar al centro del salón.

Las miradas fulminantes de las mujeres no se hicieron esperar y los susurros agrede no eran bajos, Einar en ese momento se sintió bastante incomoda, nunca había estado con doncellas tan frías, siempre en los bailes del reino Magna todas eran amigables, pero las presentes daban un aura venenosa. El salón quedo en completo silencio por un minuto, nadie quería romper el hielo hasta que una de las doncellas se acercó hacia la princesa, y sonrió levemente — Es un gusto, mi nombre es Ágata — hizo su respectiva reverencia.

Así otras cuatros doncellas se presentaron a Einar está dándole un saludo cordial de vuelta, pero había una muchacha de ojos pardos en una esquina del salón, a regañadientes se acercó a la princesa — Mi nombre es Greta — sin más se alejó.

La ama de llaves al sentir la poca bienvenida de las doncellas dio por terminado la presentación, diciendo lo último — De momento por órdenes del príncipe Sven seguiré siendo la encargada del castillo, cuando el compromiso sea formalizado la princesa de así desear podrá ser quien se encargue de la administración del castillo — la ama de llaves observo a Einar y le dio una mirada fría.

Einar comprendía que este lugar sería muy diferente a Magna incluso a la nación Fulming, pero tratos son tratos y no podría retractarse, las mujeres salieron del salón y se devolvieron al ala de la princesa esta regresando a su habitación con Isabel.

La chica se echo sobre su cama abrumada

Einar comprendía que este lugar sería muy diferente a Magna incluso a la nación Fulming, pero tratos son tratos y no podría retractarse, las mujeres salieron del salón y se devolvieron al ala de la princesa esta regresando a su habitación con Isabel.

La chica se echo sobre su cama abrumada — No sabía que el príncipe tenía un harem — dijo agotada.

— Disculpe por no informarle princesa —

— No te preocupes — sonrió — Después de todo dudo que quieran convivir mucho conmigo — recordó las miradas matadoras de las doncellas.

La dama de compañía le sirvió un té a Einar — Y también dudo que Sven conviva conmigo — “después de todo eso seria lo mejor, al menos estará al tanto de que si ve al príncipe estando con una de esas doncellas no deberá preocuparse de nada” Einar recordó a marcos besando a la sirvienta de aquel día “no quiero volver a sentir amor nunca más”.

 Después de que las tres mujeres se fueron del salón el bullicio comenzó nuevamente.

— ¿Viste su ropa? — decía una.

— Al menos sabemos que el príncipe se preocupa más de nosotras — reía la otra — Ya que nosotras seguimos utilizando artículos de lujo y esa solo trapos

— Su pelo estaba demacrado.

— Que le vio el príncipe a esa. 

— Los rumores dicen que estaba comprometida con otro príncipe de la nación Fulming.

— Y como es que llego a este reino.

Las doncellas disgustadas de la visita de la princesa no paraban de hablar de Einar, de su físico, su estado, su forma de hablar, de todo lo posible criticable.

— Greta pudiste ser un poco mas amigable con la princesa no crees — la doncella Ágata sonreía mientras se peinaba.

— ¿Amigable? No me agradan las princesas y menos si se trata de una niña mimada, las detesto — soltó con el ceño fruncido.

— Eso lo dices porque el príncipe nunca te elige a ti — dijo otra al aire.

Greta sintió una bomba en su corazón, pero no quería que las demás vieran su estado y frunció más el ceño — Eso no me importa, el príncipe puedes estar con la que quiera, yo solo estoy por el bien de mi pueblo — se levanto de su asiento y se dispuso a retirarse del salón.