Los presentes quienes hace unos segundos estaban a gritos, miraron a la mujer curiosamente.
Anisa llevaba un vestido lujoso de color rojo, hacia resaltar su piel clara y sus mejillas las cuales estaban con un tono rosado, la mujer daba una caminata lenta pero fija hacia Sven, los pasos de la chica era lo único que se escuchaba en todo el salón.
Tanto el príncipe como la princesa quedaron desconcertados, Einar volvió a tomar asiento ya que aun debía hablar con Sven, pero tal parece que Anisa se le adelanto, la chica delicadamente se sentó al lado del príncipe y movió su pelo largo hacia un lado soltando una fragancia femenina, incluso Einar quedo extasiada por aquel aroma.
Al segundo un sirviente le sirvió un plato a anisa, confundiendo aún mas al príncipe — Anisa que pretendes, hoy no tenías que cenar conmigo — dijo con voz áspera.
La chica lo miro con su delicado encanto — Espero me perdone su alteza, tuve que haberme confundido ya que siempre cenamos juntos… — Anisa le tomo la mano a Sven sobre la mesa, y miraba de reojo la reacción de Einar, la situación era clara como el agua, Anisa quería marcar terreno, aunque tuviera consecuencias.
Sven rápidamente quito su mano de la mesa al sentir la piel de Anisa y su ira estaba a un punto limite — Bueno vez que estoy muy bien acompañado te puedes retirar — la miro fijamente e hizo una señal con su mano para que un sirviente retirara el plato de la doncella.
Anisa al sentir nuevamente la frialdad de su príncipe en frente de Einar, sintió su corazón desvanecer — Con que así serán las cosas… — soltó en un susurro mientras se aguantaba las lágrimas, con odio observo a Einar quien estaba observando toda la escena — Mi príncipe — la chica se levantó del asiento bruscamente — ¿Me cambiaras por esta? —apunto a la princesa como a un insecto.
La princesa estaba lista para marcharse del salón, no quería sentir tal humillación, sobre todo cuando las cartas daban favor a Anisa.
— Quien te has creído — la voz estruendosa de Sven no se hizo de esperar — Estas faltando a mi palabra Anisa, retírate — el hombre se acercó a la doncella con el objetivo de el mismo sacarla del salón, pero no esperaba que la chica en un mar de lagrimas se abalanzara sobre él.
Ante el acto Einar tenia dos posibilidades, retirarse o seguir viendo la escena que estaba montando la doncella, expectante decidió quedarse quieta en su asiento, en eso una alita de pollo le llamo toda su atención, su estomago rugió, a si que sin esmero comenzó a comer mientras veía el espectáculo.
— Porque te comportas tan diferente Sven, yo quiero al hombre que amo, de vuelta — la chica le suplicaba entre los brazos del hombre — Porque tenías que fijarte en ella y no en mí.
Sven quedo perplejo ante la confesión de la doncella, buscando recuerdos de la chica entre su mente, Anisa no era mas que una mujer sin importancia en su vida, una mujer simple, pero el calor de las lágrimas que sentía en su pecho lo hacía reflexionar, con el poco tacto que tenia para estas situaciones Sven acaricio el cabello de Anisa y lamentaba muy en el fondo no poder amarla como ella lo ama.
— Desde ahora el Pueblo Skert no será aliado de la nación Astra — soltó con voz neutra.
Tanto Anisa como Einar se sorprendieron, el pueblo Skert era el pueblo origen de la doncella, Anisa en shock sentía su mundo desfallecer, lentamente aflojo el agarre que tenía con el príncipe, y se apartó mirándolo incrédula — Dime que esto no es verdad — su cuerpo comenzó a temblar, ella había sido enviada con el único propósito de complacer al príncipe para lazos políticos, y ahora en frente de él, sentía que para lo que fue criada no sirvió de nada.
La chica buscaba en la mirada fría del príncipe algo de humanidad, pero cuando a él se le metía algo en la cabeza era complicado sacárselo, en un acto de desesperación la mujer sin preocuparse de su vestido se arrodillo y se aferró en las piernas del hombre — Haré lo que quieras, pero no metas a mi familia en esto — sollozaba.
Sven sentía que seria lo mejor, con tener a la princesa haciendo lo que se le de la gana ya le era suficiente, ahora tener que lidiar con mas mujeres seria un caos — Es mi última palabra — el chico quería zafarse del agarre de anisa moviendo sus piernas.
— ¡Lo estas diciendo enserio! — exclamo Einar levantándose de su asiento, dio unos pasos fuertes hacia el príncipe y lo apunto con un tuto de pollo recién horneado — Ella solo dice lo que siente y tú la desechas así nada más — la mujer sintió una ira hacia el hombre, y el recuerdo de la promesa que le hizo a Greta se poso en su mente.
La princesa con una pose altanera le dio un ultimo mordisco a su comida, para dejar lo sobrante en la mesa — Como tu futura esposa y reina de Astra me opongo a que el pueblo Skert se desligue políticamente — la princesa delicadamente levanto a Anisa, quien se encontraba desconcertada por la valentía de la chica.
Sven con solo ver la personalidad furiosa de Einar modulo una sonrisa en su rostro — Ahora serás mi esposa… — soltó presumido.
Einar frunció el ceño, admitía que por dentro se moría de ganas en darle una golpiza al noble.
Pasaron unos segundos tensos dentro del salón, en donde el príncipe se le ocurrió una idea, dio un paso para acercase más a la chica de ojos verdes y con voz desafiante soltó — Aunque seas futura reina, la ultima palabra la tengo yo — le regalo una mirada coqueta — Pero puedo hacer una excepción a cambio de algo.
“¿A cambio de algo?” La chica sintió peligro en las palabras del hombre, pero ella hizo una promesa y aunque la doncella anisa no fuera de su total agrado no dejaría las cosas a la deriva — Cual es esa condición… — dio un resoplido esperando algún castigo o algo similar.
— Pasaras una noche conmigo — Sven se veía serio.
La expresión de desagrado de la chica no se hizo de esperar, y estaba lista a negarse, pero volteo y vio la silueta derrotada de Anisa y sintió lastima — Veo que muestras tu verdadero rostro… me preguntaba cuando ibas a terminar con la farsa de un hombre bondadoso — la mujer inhaló todo el aire que pudo — pero las leyes no lo permiten —la chica quería liberarse de pasar una noche con Sven, con solo pensarlo su estomago daba vueltas, y no era por su físico, si no por su forma de ser.
Sven rio y ladeo su rostro analizando las mejillas rojas de Einar — En este castillo las leyes las impongo yo, además si no quieres consecuencias para el pueblo Skert es la única condición que puedo dar —volteo el rostro seriamente para que la mujer no viera su ansia.
La chica estaba furiosa, pero debía morderse la lengua — Esta bien — dijo a regañadientes.
— Esta noche, vendrás a mi aposento cuando salga la luna — el chico se retiró del salón observando a Einar de reojo, no evito arquear una sonrisa sin que esta se diera cuenta.
En el salón solo quedo la princesa con la doncella, Anisa deprimida se acerco a la chica — Si no quieres no es tu obligación hacerlo… — le susurro.
Einar apretó los puños con solo imaginarse a ella y Sven compartiendo una cama, se sacudió la cabeza al escuchar a Anisa — Le prometí a Greta que ninguna de las doncellas se ira de este castillo en vano — la princesa se volteo para encontrase con una mujer con los ojos rojos por las lagrimas — No te preocupes Anisa tu pueblo va a estar seguro — la chica el ver por el ventanal los últimos rayos de sol decidió en salir a tomar un respiro, y prepararse para cumplir la orden de Sven.
Anisa se quedo pensativa al quedarse sola en aquel salón frio — Greta tenía razón — absorta en sus pensamientos, recordando la euforia de hace unos segundos, en un susurro leve se despidió de todo sentimiento que había creado por el príncipe.