La tensión de la noche anterior aún vibraba en la mansión Hassan. Con la boda aceptada, el aire cambió de la formalidad forzada al frenesí de la planificación. Sin embargo, Horus sentía la necesidad de un encuentro discreto con Senay, lejos de las miradas de Dilara y, sobre todo, de un Ahmed que ahora sabía quién era su futura cuñada.
Horus se comunicó con Senay a través de mensajes codificados en una aplicación segura. Acordaron encontrarse en el centro comercial Kanyon, un laberinto de lujo y anonimato ideal para una reunión clandestina.
Horus llegó primero, fingiendo mirar relojes caros. Poco después, Senay apareció acompañada de su amiga Vittoria, a quien Horus reconoció de la pedida de mano. Sin que Horus lo supiera, Vittoria había insistido en acompañar a Senay para protegerla.
—Horus Arslan, —saludó Senay, con la formalidad justa para el lugar.
—Senay, —respondió él, su mirada escrutando la entrada. —Gracias por venir. Veo que trajiste compañía. – Vittoria se presentó con un ge