Capítulo 5

Solo le toma unos segundos recomponerse, ella sabía cómo actuar impasible y no demostrar alguna reacción que pueda llegar a delatarla, en eso había sido bueno Dany entrenándola.

—Estás en mi silla —acusa al intruso, entrando y cerrando la puerta tras ella, mostrando con eso que no le tenía miedo, aunque llegara a cavarse su propia tumba.

—Me di cuenta —contesta el entrometido con una sonrisa que demostraba despreocupación.

—Quítate —ordena, acercándose por un costado del escritorio. El intruso amplía su sonrisa y con elegancia se levanta dándole el lugar a ella para que ocupase su silla, ella lo hace dejando su taza de café sobre el escritorio—. ¿Cómo entraste? —indaga, viéndolo sentarse frente a ella. A sabiendas que quizás era una estúpida pregunta, pero también es consciente de que el restó tiene alarma y que hay custodios con ella, aunque no en el establecimiento, eso le hace pensar que seguramente ha estado en su oficina un par de horas antes de que abrieran, entonces sonríe antes de hablar—: No pensé que serías un simple ladrón, digo, aquí desde hace unas cuantas horas —Con claridad no era una pregunta, le estaba haciendo saber que sabía que se encontraba aquí desde hace mucho, aunque fuera una vil mentira—. ¿Quedaste atrapado en mi oficina?

—No soy una rata —espeta el audido, con una pequeña mota de irritación.

—¿Qué quieres, Christopher? —pregunta, yendo directamente al grano, lo que menos quiere es tenerlo mucho tiempo merodeando en su espacio.

—¿Te enteraste de lo que le pasó a Rafael? —En ese momento Lina cae en la cuenta que hacía pocos minutos unos policías prácticamente la habían acusado de asesinarlo y ahora estaba Christopher en su oficina; no era casualidad su visita y la muerte de Rafa.

—De hecho, sí, acabo de tener una agradable visita de unos detectives que tuvieron la condolencia de darme la noticia y la sutilidad de culparme —Acopla sus ojos a los de él, que estaba prestándole mucha atención. No se había dado cuenta de que la policía estaba en el mismo lugar que él—. Pero ambos sabemos que no fui yo la causante de su muerte, ¿verdad? —Detecta su arrogancia y le da la certeza de no estar errada en su pensamiento. Christopher era el responsable... Pero, ¿por qué?

—Estás en lo correcto.

—¿Por qué estás aquí? Al grano, Christopher, tengo cosas que hacer.

—¿No te conmueve la muerte de Rafa? —pregunta finciendo pena.

—No —Eleva sus hombros con despreocupación para darle más énfasis a su respuesta.

— ¿No eran amigos? —curiosoa finciendo también sorpresa.

-No.

—Vaya, pensé que si lo eran —dice, suspirando. Ella le echa una mirada para que hable de una vez—. Ah sí, a que he venido —Rueda sus ojos alrededor de la oficina, observando cada detalle hasta llegar de nuevo a los ojos de ella—. Estoy buscando al que mató a Dany —suelta sin más.

Los cabellos de la nuca de Lina se erizan, pero no deja que lo note, menos su helamiento corporal.

—Vuelvo a preguntar, ¿qué haces aquí, en mi oficina más específicamente?

—Pienso que tú lo mataste —acusa Christopher y Lina por un segundo deja de respirar, su corazón empezó a latir más fuerte y sabía que tenía que hablar antes que él escuchara los latidos que golpeaban su caja toráxica.

—¿Por qué piensas que yo lo mate? —pregunta sin quitarle los ojos de encima; Tenía que ser fuerte y no bajar la vista para que él no pensara que la había atrapado, aunque ella no lo hubiera matado, sabe que fue Alex quien lo hizo y no podía dejar que su hombre estuviera en peligro por salvarle la vida.

—Porque él estuvo aquí cuando murió y sé que te tenía cautiva, sé también que te rescataron y como te conozco, sé que te habrás vengado —especula.

—Estaba cautiva, tienes razón, pero yo no lo mate, no llegué a encontrarme con él —Suspira—, ni siquiera llegué a ver su cuerpo —Todo era verdad porque ella estaba inconsciente por culpa de Ian, pero le dijeron como habían sido los hechos y no iba a revelar más.

—No te creo —escupe.

—Me tiene sin cuidado… ¿Cómo se supone que iba a matarlo si yacía en un camastro atada y cortada? —En un movimiento de furia, se levanta la blusa para dejar al descubierto sus cicatrices—. ¿Ves? —Señala su propio abdomen—. Cortesía de Dany —Su rostro se estaba poniendo rojo de furia por recordar lo que el idiota le había hecho y ella dejaba mostrar su rabia ante Christopher porque eso le daba más credibilidad.

Aunque estaba aliviada de que él no estuviese más en su vida, quería vengarse y hacerle pagar lo que le hizo, era algo que tenía en el fondo de su ser, sin embargo, no iba a revelarlo delante de Alex, pero sí podía hacerlo delante de Christopher para que se alejara de su vida y no vaya detrás de su hombre.

—Estás poniéndote roja, Lina —le anuncia con un tono divertido.

—No me jodas, Christopher, ya te dije que yo no lo mate, estaba inconsciente, de hecho, estuve inconsciente más de dos días, por lo que me dijeron, la policía lo mató en mi rescate, así como mataron a muchos de sus hombres, si no es que mataron a todos —Lo mira con furia directa a los ojos inyectándole odio—. Si lo hubiera hecho yo, encontrarían pedacitos de él esparcidos por varios rincones de Argentina y, créeme, lo hubiera cortado estando vivo —La reacción de Christopher fue sonreír dejándole entender que le creía—. Y no digas que me conoces, porque no es así.

Toma su taza de café y sorbe sin quitarle los ojos de encima; él tampoco deja de mirarla; Era una mirada de cautela, la estaba estudiando, ella lo sabía y no iba a dejar que la leyera.

—¿Sabes? Sí te conozco, eres igual a Dany, toda tu —dice, señalándola con su dedo índice de arriba abajo—. Eres un puro reflejo de él, a leguas se ve que Dany fue tu mentor, toda tu, te mueve como él, esa mirada arrogante y desafiante cuando algo no le gusta, lo impasible que siempre te muestras, al igual que él lo hacía y esa carencia de sensibilidad; no le importaba ensuciarse las manos, pero tienen una diferencia —Espera a que ella interrumpa, pero no lo hace—: Ese carácter tuyo de enfrentamiento; yo a él podía leerlo, podía saber si mentía o no, o lo que podía llegar a hacer, era bastante predecible —Se levanta de la silla y se acomoda el saco—, a ti no puedo leerte y eres impredecible —Camina hacia la salida con pasos lentos y avasallante como dueño del lugar. Se detiene en la puerta, la abre con lentitud y gira la cabeza sobre su hombro—. Por eso eres un problema —entona dejando un halo de amenaza en sus palabras y sale del lugar cerrando la puerta tras él sin voltear a mirarla.

Ella deja caer sus hombros y vuelve a respirar, ya que mantenía el aire sin darse cuenta mientras Christopher hablaba, tira su peso hacia el respaldo de la silla y su cabeza hacia atrás.

La puerta se abre de golpe haciéndola saltar en el lugar, frunciendo el ceño mirando a Tony entrando con cara de susto.

— ¿Quién era ese hombre con cara de mafioso?

«Exactamente eso» pensó ella.

—Nadie importante —Vuelve a tirar su cabeza hacia atrás esperando que el recién llegado la deje sola.

— ¿Cómo entró? No lo vimos.

—Tony, no hagas preguntas, por favor; Me duele la cabeza.

—Parecía un asesino de élite —suelta el boricua.

Lina lo mira con fijeza y señala hacia la puerta.

—Fuera.

—Vas a tener que hacer otro body-painting hoy, nena. Que mal genio, por Dios —farfulla, mientras sale de la oficina.

Lina toma el mando del reproductor de música, pone a Nirvana invadiendo toda la oficina y apagando los sonidos de afuera y los de su cabeza; se levanta de la silla y se desploma; sin nada de elegancia, sobre el sofá, tapándose los ojos, dejando que corra canción tras canción de una de sus bandas favoritas; tratando de no pensar, queriendo no pensar y el mejor escape es la música.

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