Capítulo 4

Al prestarles más atención reparan en sus uniformes de policía y Lina se pone en alerta.

—Buen día —saludan al entrar.

—Señorita Lina Rinaldi —manifiesta la mujer observando a la aludida.

— ¿Quién la busca? —es la respuesta de Lina.

—Soy la agente Rojas y él es el agente Marín —contesta, mostrando su placa.

—¿En qué puedo ayudarles? ¿Café, quizás? —ironiza, provocando que el policía frunza la boca para no reír.

—Podemos hablar con usted unos minutos? —indaga la policía, obviando el sarcasmo de Lina.

—Hable.

— ¿Podríamos ir a un lugar más privado?

—Este es el lugar más privado del resto, agente Rojas.

— ¿Está seguro que quiere que sus empleados estén presentes? —cuestiona mirando a Tony y Sofi con desagrado.

—Ellos son amigos, no empleados —Lina observa su reloj antes de volver a hablar—: Hable rápido que tengo cosas más importantes que hacer —No le había gustado nada que se metiera con sus amigos.

—No hay problema —interviene el oficial Marín, ya que ellas iban a seguir con su inútil guerra.

—Bien, entonces, ¿a qué debe su visita? —inquiere observando al hombre e ignorando a la mujer.

—Señorita Rinaldi, estamos aquí para hacerle algunas preguntas con respecto al Señor Ortega.

—¿Quién?

—Sobre Rafael Ortega; entendemos que eran amigos, al igual…—habla la mujer.

—Espera, espera. ¿Dijo era? —interrumpe Lina.

—Señorita, Rafael Ortega fue encontrado muerto ayer por la mañana en su casa —responde el hombre con amabilidad y tacto, como si a Lina le pudiese llegar a importar la muerte de unas de las personas que le jodieron la vida.

— ¿Qué tiene que ver su muerte conmigo? —cuestiona con frialdad.

—Todavía no lo sabemos —suelta a mujer.

— ¿Se cree que por portar una placa puede venir aquí a insultar e insinuar a su gusto? —habla Tony, mostrando su molestia respecto a esa mujer—. Encima tratar a Lina como si fuese la asesina —bufa—. Es muy poco policía y muy poca mujer como para lanzar lesiones hacia las demás personas.

—Yo nunca dije que ella fuera la asesina —se defiende la mujer con suficiencia.

— ¿Cuál es el propósito para que estén en mi descanso?

—Queremos saber cuál era la relación que tenía usted con Rafael Ortega —habla la policía, obviando que anteriormente los trataron de amigos.

—No había relación.

—Por lo que entendimos eran muy buenos amigos, al igual que con Daniel Rossini —La mujer habla con mala intención ya Lina se le figura una media sonrisa en el rostro, mientras Tony y Sofi se tapan la boca por el comentario desagradable.

— ¿Cómo dijo que era su nombre? —provoca Lina.

—Rojas.

—Rojas —repite—. Bien, agente Rojas, si usted fuera un buen policía, habría hecho como debe sus deberes y sabría la situación entre Rafael, Dany y yo; como no lo hizo, no voy a responder ninguna pregunta más, al menos hasta que vaya e investigue como es debido —Sonríe elevando una ceja—. Y estoy seguro que cuando investigue, no volverá y si lo hace no va a hacer para insinuar nada que ensucie mi nombre —concluye con arrogancia.

—Soy una muy buena policía, Rinaldi, y si estoy aquí es porque dudo que esa relación haya terminado; Los mafiosos siempre están en contacto.

—Es verdad, siempre están en contacto, por eso debería empezar por ellos a preguntar, ¿o yo le quedaba más cerca? —Ladea la cabeza y la mira dirige a sus ojos detectando la rabia en ellos—. Antes de hablar conmigo, deberías hablar con los agentes Medina y Russel, ellos se encargaron de Rossini y de mí —Se toma un segundo—. Ah, y también debería hablar con Esposito, él fue quien dio órdenes —Lo nombra al recordar que era el jefe de los chicos y que Gaby le había contado que su jefe había estado ahí para ayudar en el rescate y que puso hasta un helicóptero a su disposición cuando salió desmayada por culpa de Ian.

—Eso… eso no lo sabíamos —titubea la mujer.

—Como dije, debería haber investigado —Sonríe por su victoria—. Ahora si me disculpan tengo trabajo que hacer —dicho eso, se da la vuelta y entra en la cocina.

Ya dentro del lugar, baja el escudo y deja caer sus hombros.

«¿Qué habrá pasado con Rafa que está muerto? Tengo que hablar con los chicos y que me dicen que está pasando» Se pregunta.

Tiene miedo que todo volver a empezar, no quiere sentirse otra vez vigilada, no quiere sentir que de nuevo pierde el control. Sabe que Dany no está, que él no podría ser, pero qué había pasado en realidad. Ruega que fuera un ajuste de cuentas y que no tenga nada que ver con ella. No sabría qué podría ser para que tenga que ver con ella, pero era mejor ser cautelosa y estar preparada; Tenía que llamar a Gaby e Ian y que ellos averigüen qué carajo pasó y por qué fueron a ella.

—Ya se me fue el ánimo a la m****a —escupe en cuanto ve entrar a Tony—. Voy a mi oficina; cualquier cosa —Lo piensa unos segundos—… no estoy para nadie.

Sale con rumbo a la oficina sin darle lugar a que dijera nada estúpido como «todo va a estar bien», no necesita escuchar nada de eso, solo necesita pensar y rogar que haya sido solo una intromisión de una poli narcisista novata que necesita unos puntos extra para que la respeten.

Llega a la puerta de su oficina, la abre y al tener una visión panorámica del lugar y ver que su silla estaba ocupada, se queda paralizada en su sitio.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP