Lina no deja de mirar a Sole, la nota rara, demasiado callada, solo les mostraron las fotos de su viaje, no decía tonterías; en vez de bikini como los demás, llevaba un traje de baño enterizo, no estaba bebiendo margaritas, si no, más bien jugo de naranja recién exprimido. No podía descifrar qué era lo que le pasaba a su amiga, sabía que no era nada con Erik, ya que él la atendía en todo momento y la cuidaba como si fuera más delicado que el cristal. De cara estaba bien, tenía color, tenía un bronceado espectacular y natural, al igual que Erik, se veían muy bien y felices.
Erik se acerca a Sole, que está sentada junto a Lina, y se sienta detrás de ella rodeándola con su brazo libre la cintura, ya que sostenía una cerveza con su otra mano, y por encima del hombro de Sole mira las fotos junto a las chicas. Inconscientemente Erik comienza a acariciar el estómago de su mujer, cosa que llamó mucho la atención de Lina, mirando a su alrededor, buscando pistas de lo que puede llegar a pasar, observa: el traje de baño, el jugo, la mano de Erik y es en ese momento que a ella se le prende el foquito.
— ¿Cuándo ibas a decírmelo? —larga llamando la atención de todos.
—¿De qué hablas? —pregunta la pelirroja confundida, pensando que su amiga y hermana de corazón, ya perdió la poca cordura que le quedaba.
—No te hagas la tonta, Sole, que nos conocemos bien —acusa con el ceño fruncido.
—Ángel, ¿qué ocurre? —interviene Alex al verla demasiado seria.
—Ocurre que nuestros queridísimos amigos van a tener un hijo y no piensan decir nada —exclama, cruzándose de brazos, con toda seguridad, aunque en realidad no estaba segura e iba a ser un bochorno para ella si no era así, pero ya no podía hacer nada, las palabras salieron de su boca sin poder detenerlas.
—Erik, ¿vas a ser padre? —quiere saber Alex, asombrado y sonriendo.
—Vamos a tener un hijo confirma mostrando una sonrisa y acariciando el vientre de su esposa para darle más resolución a su anuncio.
—¿Por qué no dijiste nada? —curiosea Lina, pero ya no enfadada y le toma una mano a su mejor amiga al ver que le caía una lágrima.
—Te lo iba a decir, es que todavía no me animaba y no sé, además me siento rara —responde lloriqueando.
—Por supuesto que te sientes rara con ese traje de baño y no con un bikini —le dice Tony arrugando la nariz, divertido, haciéndola sonreír.
—Es que ya no voy a poder usar bikinis —solloza.
—¿De qué m****a estás hablando? —pregunta Lina.
—Que voy a estar gorda como una bola de boliche colorada —responde y se lleva las manos a la cara.
Gaby se carcajea obteniendo una mirada asesina por parte de Lina y Tony.
—Cariño, no vas a estar como una bola de boliche —esboza Tony con ternura.
—Además, seguro estás de semanas, porqué tanto problema si tu cuerpo todavía es el mismo, faltan meses para que empieces a engordar —le comenta Lina.
—Hace dos días que no hago otra cosa que vomitar, moquear y comer.
—Vamos, Sole, no debe ser para tanto —Trata de calmarla Gaby—. Mirale el lado positivo.
— ¿Cuál es el lado positivo?
—Que puedes comer kilos de helados alegando que viene por dos y llorar a moco tendido con la película Alguien como tú diciendo que llora el bebé y no tu —Le sonríe haciendo un gran esfuerzo para no soltar la carcajada que está peleando por salir de su interior.
—Como terapeuta te cagas de hambre —suelta Lina tratando de no reír, en realidad estaban todos tratando de no reírse del comentario de Gaby.
—Sole, es lo más hermoso que te pudo pasar —se escucha la voz de Sofi, quien hasta el momento se mantenía callada.
—Lo sé —concuerda la aludida.
—Entonces. ¿Por qué lloras? —pregunta con ternura.
—Es que no lo puedo controlar; el llanto, los vómitos, el hambre a todas horas.
—Esos son los primeros meses ya vas a ver que después todo se va a normalizar —le explica.
—Son las mierdas estas de las hormonas —dice la pelirroja al fin.
—Sí, son las hormonas —concuerda Sofi sonriendo.
Lina y Gaby intercambian la mirada al escuchar a Sofi, son las únicas personas de las que están presentes «además de Tony» que saben bien quién es Sofi y qué es lo que ocurre con ella. A ambos le dieron ganas de acercarse a ella y decirle que todo iba a estar bien, pero son conscientes de que a ella no le iba a gustar eso, ya que la dejaban en evidencia. Así que tuvieron que tan solo mirar la escena a distancia y guardarse lo que querían decir para ellos.