Sofi llega al descanso tarde, después de haber tenido un día realmente agotador por pintar y arreglar la habitación para el niño que está esperando desde hace mucho tiempo, el cual en pocos días ya iba a ser de ella definitivamente para completar sus deseos de ser madre y de ayudar a otra persona a tener una familia, aunque sea pequeña, no obstante, era un niño menos en la calle o como es en ese caso en un hogar para chicos. También tuvo una noche de verdad mala por lo que había pasado con Ian, las cosas que le había dicho no dejaron de darle vueltas en la cabeza; quemó sus neuronas tratando de entender cómo él llegó a tal conclusión, cómo podría llegar a pensar así de ella, cuando a pesar de su vergüenza, le fue sincera y le confesó que no tenía mucha experiencia con respecto al sexo o con el hombre en general.
Tiene que buscar la forma de explicarle en verdad cómo son las cosas, va a hacerle caso a Tony y si es necesario lo atará. Va a encontrar la forma de aclararle todo de una vez y después que elija, si quiere seguir pensando que ella es una puta que se acuesta con cualquiera o si la va a ver como en verdad es.
Al entrar al descanso el aroma a café y la música de The Doors con su canción “End of the night” invaden sus sentidos, respira hondo y camina hacia el mostrador, donde encuentra a Tony preparando capuchino.
— ¿Cómo estás? —se interesa el boricua depositándole un beso en cada mejilla.
—Mejor que ayer, seguro.
—Me parece bien. ¿Ya sabes lo que vas a hacer?
—Si te refieres a Ian, sí, ya sé lo que voy a hacer y lo voy a llevar a cabo en cuanto salga de aquí —asegura.
—Mmm… Hoy es la bienvenida de Sole y Erik, ¿no vas a ir? —le recuerda.
—Me había olvidado. Sí que voy a ir, tendré que dejarlo para mañana —Suspira ya que se había levantado decidido y con coraje para arreglar el mal entendido.
—Puedes hacerlo en la fiesta, lo arrinconas en algún lugar oscuro y pones cara de mala, tipo como Lina cuando se enoja, así se asusta y te deja hablar.
—Ian no se va a asustar y menos de mí. Imposible.
—Solo decía; Trata de verte salvaje y desquiciada, quizás un poquito de miedo te tenga —Sofi se ríe y niega con la cabeza.
—Está Lina, ¿verdad? —pregunta y acentúa con la cabeza la música que se escucha.
—Así es.
—Siento que debo ponerme un uniforme a lunares para representar esta música.
—Es Jim Morrison, no hables así —reprende su amigo.
—Es que es muy de los sesenta —dice arrugando la nariz.
—Es rock ácido, niña, y es del agrado de la jefa y para ser sinceros, a mí también me gusta —Se eleva de hombros.
—Como sea, juro que si llega a pasar todo un cd de "Jim Morrison"—exclama entre comillas—, voy a salir de aquí con la permanente hecha —El boricua comienza a reírse y también se oye la carcajada de Lina que la escuchó justo cuando se asomaba a ellos.
—Hey, muñeca, si quieres te hago yo la permanente —se ofrece Lina, riéndose de la sugerencia.
—Al menos dejaría de pelear con mi pelo por la m****a de la humedad —responde Sofi tocándose el pelo y mostrándoselos a los presentes.
—Dijo m****a? —Pregunta Tony con los ojos grandes.
—Así parece, y mira, el cielo no se vino abajo —Ríe la recién llegada.
—Nuestra niña está creciendo —acota el boricua con voz materna agarrándole las mejillas como hacen las abuelas a los nietos chiquitos.
—Basta, Tony, no hagas eso —se queja la joven, peleando para quitarse las manos de sus mejillas que ya se encontraban coloradas por el presionado.
—Chicos, chicos, orden, por favor —Aplaude Lina—. Hoy cerramos más temprano, acuérdense que es la bienvenida de Sole y Erik. Además, vamos a desvirgar su casa —Con esto último Tony está talla a carcajadas y Sofi la observa confundida—. Ahora regreso a lo mío.
—Quiso decir que hay que festejar y darle mucha “merd” a la casa nueva —le aclara el boricua en cuanto Lina se fue a su oficina.
—Ah, pensé… nada bueno.
—Me di cuenta —Ríe Tony—. ¿Vas a hablar con Ian en la fiesta?
-Si. Voy a buscar la forma de quedarme en un lugar a solas con él y poder explicarle todo.
—Me parece bien —concuerda el boricua y le aprieta el hombro—. Y ya sabes que, si la caga de nuevo, lo busco con mi cuchillo jamonero al mejor modo "masacre en Texas" —dice divertido.
—Si la caga es todo tuyo —concuerda ella sonriéndole.
Dos horas antes de finalizar el horario laboral, todos se encontraban en la oficina de Lina esperando a que lleguesen Gaby e Ian, los últimos para ir a la casa de los recién casados.
—Llegó el más sexy y más mejor de los porteños —Fue la peculiar entrada de Gaby al presentarse en la oficina donde era esperado.
—¿Más mejor? —murmura Sofi, sabiendo que el chico estaba hablando mal, lo que no sabe es que lo hace adrede.
—¡¡Tío!! —grita Aye y corre hacia los brazos de su tío postizo preferido.
—Hola, princesa —la alza y la besa— Mas mejor, dulzura —le responde a Sofi dedicándole una sonrisa seductora haciéndola sonrojar.
—Ignóralo, Sofi, es lo que hacemos todo el tiempo —le hace saber Lina.
— ¿Dónde está Ian? —indaga Alex al notar que el morocho estaba solo.
—No viene, está trabajando.
—Él trabaja y tú no? —interroga a Lina elevando una ceja.
—Dijo que tenía unos informes que terminar.
Lina comprende conforme observa a Sofi que solo miraba al suelo, evitando las miradas de los demás.
—Necesitaba hablar con él —anuncia Alex pensativo—. Bueno, hablo contigo y después se lo comunicas a él o lo llamo más tarde.
—Dime —apremia el morocho.
—En unas horas viajo a Alemania por temas de trabajo, Lina y Aye quedan solas…
—No digas más —interrumpe Gaby sabedor del tema—. Las cuidamos, como siempre —aseguramos besando de nuevo a Aye.
—Gracias —Alex se queda un poco tranquilo y los apura para salir.
—Parece que vas a tener que encararlo mañana —le susurra Tony en el oído a Sofi.
Ella asiente en silencio y mordiéndose el labio comienza a caminar junto con los demás.
Poco después estaban en la casa de los recién casados, más precisamente en el tercer piso junto a la piscina climatizada y con bebidas.