Capítulo 153

El viaje estaba siendo muy callado e Ian podía ver los engranajes de Gaby trabajando a toda máquina en su cabeza, por lo que luego de unos diez minutos de viaje, Ian se dispone a hablar.

— ¿Dónde estabas? —pregunta lanzándole una mirada por el rabillo del ojo.

— ¿Dónde m****a Russel? Buscando a la escoria esta —contesta señalando al hombre inconsciente en la parte trasera.

—Me refiero a cuando te llamé para avisarte lo que pasó —explica Ian.

—En un hotel —gruñe el morocho e Ian levanta una ceja dorada.

—¿No era que no ibas a ir a ningún lado? —cuestiona burlándose de él.

—Si, bueno… Tenía tensión y una m****a de frustración que calmar.

—Algo pasa contigo —señala Ian. Al ver que Gaby ignora ese comentario, decide cambiar de tema—. ¿Al menos pudiste sacarte la frustración?

Gaby mueve la cabeza de manera negativa.

—Nop —le echa una mirada—; y ya no importa. Cuando esto acabe me ayudara el gimnasio a calmarme.

Ian no contesta nada sobre eso y se mantiene callado el resto del viaje, sabiendo bien que Gaby no va a decir nada, al menos que quiera que el rubio sepa algo y por ahora parece que esa no es una opción. De todas formas, lo más importante en ese momento era la mujer que ama. Tenía que terminar lo antes posible el rollo del padre de Mateo para volver al hospital y estar al lado de Sofi. Su mujer.

—Esto es una comisaría, no un hospital —grazna Soria al ver a Gaby e Ian entrando con el padre de Mateo en alza y en muy mal estado.

—Por eso lo traemos aquí y no lo llevamos a un hospital —contesta Gaby sin parar la marcha.

Soria los mira y mueve su cabeza de forma negativa viendo como esos dos nunca van a traer a un sospechoso en óptimas condiciones, aunque mínimo siempre los traen con un ojo negro, pero este hombre parece ser que los agarró en un mal día a este dúo dinámico.

—¿Era necesario? —les pregunta Alba parándose enfrente de ellos cruzando sus brazos al pecho.

—Sí —gruñe Ian y Noe levanta una ceja, Ian no era el que siempre le contestaba mal y eso llama su atención.

—A Espósito no le va a gustar nada esto —comenta ella.

—Dejó a su mujer en el hospital. Que agradezca que todavía respira —articula Gaby con voz fría antes de comenzar a caminar rodeándola para llevar al hombre tras rejas.

—¿Cómo está? —le pregunta Noe tomándole del brazo a Ian.

—Nada bien. Este hijo de puta la golpe hasta casi matarla —confiesa Ian.

—Si necesitas algo…

—No te preocupes —le interrumpe él—, ya ​​me encargué de lo único que podíamos hacer nosotros —señala con la cabeza al padre de Mateo que era arrastrado por Gaby. Alba asiente en comprensión e Ian con un presionado en el hombro de agradecimiento comienza su camino.

Como era de esperar a Esposito no le gustó nada el estado en que llevaron al padre de Mateo. Estaba muy golpeado, apenas podía mantener los ojos abiertos y sin decir como su físico estaba prácticamente destruido. Todos sabían que su estado se debía a Ian, pero nadie lo señaló con el dedo acusador, cada uno de ellos era muy bien consciente de lo que pasaba y por supuesto que más de uno le dio un asentimiento, ya que, si le hubiera pasado a un ser queridos de ellos, también iban a reaccionar de la misma manera y más de uno dudaba tener el control para detenerse antes de que la m****a sea más grande. Por eso todos taparon lo que en verdad pasó y dieron un informe muy diferente a lo que tendría que ser.

Luego de terminar con los respectivos papeles y dejar que la escoria del padre de Mateo sea revisada por los médicos, lo que resultó que terminara internado, para luego procesar, los chicos fueron a buscar la camioneta de Ian, para volver al hospital junto a Sofi y los demás. En un silencio ensordecedor llegaron al jeep Comand de Ian.

—Gracias —dice Ian antes de bajar de la Taohe de Gaby.

—Cuando quieras.

Una vez que Ian estuvo dentro de su vehículo se disponen a terminar su recorrido hasta el hospital. El rubio comienza su marcha seguida por Gaby. Ellos no iban a una velocidad adecuada, ellos iban más rápido de lo que debían, pero la ansiedad que le corroe a Ian por llegar junto a Sofi y hacerle saber que todo iba a estar bien, más que bien, no dejaba que levantara el pie del acelerador. Por lo que en tiempo récord estaban estacionando fuera del hospital y encontrándose en la entrada para llegar al segundo piso donde estaba siendo atendida Sofi.

— ¿Cómo les fue? —los interceptan Alex cuando apenas cruzan la puerta para llegar a la sala de espera.

—Está en cuidados intensivos —contesta Gaby con una sonrisa malévola.

—Gaby —riñe Lina levantándose con rapidez de la incómoda silla.

—Él no lo hizo —Salta en su defensa Ian—. El que lo dejo inconsciente fui yo, Gaby fue culpable de hacerme entrar en razón antes de terminar haciendo alguna m****a estúpida.

Gaby pasa de ellos y se dirige donde esta Aye sentada tomando un chocolate caliente.

—¿Cómo está? —le pregunta Ian a Lina, quien estaba siendo acunada con fuerza por un brazo de Alex.

—Está bien, estaba preocupada por ti, pero con los medicamentos se quedó dormida en seguida —le responde Lina sonriéndole.

—Voy a verla.

—Ian, está dormida —lo detiene Alex.

—Si es así solo voy a verla dormir —Alex asiente en entendimiento y deja que su primo vaya a ver a su mujer y se queda tranquilo junto a ella. Sabe que él haría lo mismo si algo así le pasó a Lina, de hecho, cuando le pasó eso a su mujer, cuando ella se escabulló para buscar a su hija, cuando fue secuestrada, cuando terminó por tres días inconsciente en el hospital, él estuvo a su lado hasta que ella despertó, hasta que no vio los hermosos ojos grises abiertos de nuevo no se movió de su lado. Es por lo que lo entiende a la perfección, sabe bien como es la desesperación de un hombre por la mujer que ama. Lo viví en carne propia.

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