Capítulo 142

Él le había dicho que hoy iban a usar su cuarto de fantasías, le dijo que tenía una sorpresa para ella en ese pedacito de cielo y si ella llegaba antes tenía que esperarlo en esa habitación con un traje que le había dejado sobre la cama King-zise. Moría por saber cómo era el traje, moría por saber la sorpresa que tenía preparada Ian para ella, estuvo tentada en hacerle caso a su marido y tomar un taxi, pero extrañaba en demasía su tiempo de relax, el cual era caminar bajo la luna los días que podía cuando salía del resto.

Al llegar a las puertas del edificio, al cual ya no iba a volver, levanta la mirada y hace un recordatorio mental de todo lo que vivió en ese lugar. Cuando llegó a ese apartamento por primera vez, estaba solitaria, era fría y vacía, en poco tiempo con ayuda de Tony lo convirtió en su hogar, iba a extrañar ser despertada a la mañana por Tony, cuando a ella se le hacía tarde o cuando él quería contarle sobre alguna relación gay paranoica frustrada. Definitivamente iba a extrañar mucho ese apartamento que le dio tanto en tan poco tiempo. Con un pasado suspiro se anima a entrar a su apartamento, dejar de perder tiempo para ir y saciar su curiosidad con la famosa sorpresa que tiene Ian para ella. Pero no pude llegar muy lejos. Una pesada mano se posó en su hombro empujándola con brusquedad contra la pared, dejándola pegada a ésta. Él miedo se arremolino rápidamente en su garganta y peor fue cuando la persona que estaba apretándola fuertemente contra la pared le hablo con descaro en su oído.

—Me alegra volver a verla —articula lascivamente el hombre provocando que todo el cuerpo de Sofi vibre de repulsión.

—Ya le di el dinero. ¿Qué quiere ahora? —lloriquea con la voz sofocada contra la pared.

—Ese dinero ya se acabó, necesito más —suelta como quien no quiere la cosa.

—No le voy a dar más —sisea Sofi.

—Vas a tener que darme lo que quiero o me ocuparé yo mismo de mi hijo —amenaza el padre de Mateo con descaro.

—Es mi hijo —articula ella mostrando en su voz el dolor que le estaba causando al hombre en el brazo y en su rostro que se encontraba presionado contra la pared.

—En unos putos papeles… Pero la realidad es que es mía —Pasa su lengua por la mejilla de ella provocando que la bilis se le suba a la garganta—. Y yo hago lo que quiero con lo que es mío —Con rápidamente la gira pegándole la espalda en la pared con un golpe seco—. Vas a darme lo que te pido o lo vas a lamentar y ese bastardo también —amenaza con lasciva.

—No voy a darte más dinero.

Sus ojos arden por las lágrimas aglomeradas, pero no va a dejar que ese hombre le saque más dinero, sabe que si se lo da la volverá a acechar e iba a ser una cosa de nunca acabar. Mañana cuando se le acabara el dinero que le estaba pidiendo iba a volver a atacarla y amenazarla como estaba haciendo en ese preciso momento.

—Vas a hacerlo —le propina un puñetazo en la boca del estómago causándole que el aire se le vaya y se doble por la mitad.—. Voy a golpearte hasta que entres en razón —dicho eso, le pega una cachetada con la mano al revés haciéndole sangrar el labio inferior.

Las lágrimas comenzaron a salir a borbotones, su respiración era entrecortada y ya no podía ver nada con claridad por las lágrimas y el dolor. El hombre arrebata contra ella nuevamente pegándole un puñetazo en el ojo como si ella fuera un hombre del mismo tamaño que él. Por ese golpe la cabeza de Sofi pega contra la pared y un grito sale de su garganta seguido por sollozos. Pero eso no fue excusa para que el padre de Mateo se detuviera, al contrario, parecía que al escucharla sufrir, llorar y como dejaba salir el dolor dentro de ella, lo volvía más violento.

Otro puñetazo fue directo a la mejilla izquierda de ella. Sofi no paraba de llorar y la sangre se escapaba de su boca. La toma de la mandíbula con demasiada fuerza, provocándole más dolor.

—Vas a darme el dinero o vamos a estar con esta m****a toda la noche —Sofi niega con la cabeza.

No podía hablar, su garganta no respondía, nada en ella lo hacía. Una sola vez la habían golpeado de esta manera y nada había salido bien, estuvo a punto de morir y esta vez solo le queda rezar por que Ian saliera antes del trabajo y se preocupara porque ella no llegó a su casa y la vaya a buscar. Si eso no pasaba, no tenía ni idea de cuánto iba a poder aguantar el maltrato físico que le causaba ese hombre. Ella no era Lina, no estaba acostumbrada al dolor, ni tampoco era tan fuerte como ella, pero iba a hacer lo imposible para aguantar lo más que pueda. Sofi tiene que volver a casa, tiene un hijo del que cuidar y no puede perderlo de esta manera, no después de todo lo que le costó y sufrió por llegar a tener un hijo. No podía abandonar a Mateo de esta manera, no era justo para él, ni para ella. Después de tanta lucha. Su rezo fue interrumpido por otro fuerte puñetazo en el estómago, haciéndola tener convulsiones por las arcadas que le generó ese golpe en el estómago. El hombre al parecer quedó insatisfecho y la vuelve a golpear, esta vez en la sien haciéndola caer de bruces al suelo. Una tos rasposa y desgarradora comenzó su camino por la garganta de la chica haciéndola ahogar con su propia sangre.

—Esto es lo que tienes por no hacer lo que te digo.

Toma en un puño su cabello tirándole la cabeza hacia atrás y arremete con otro golpe, esta vez desgarrándole el labio inferior y lanzando sangre a chorro.

—Basta… Por favor —llora Sofi, sin poder evitarlo pide clemencia—. Por favor —hipa, pero sus suplicas no son escuchadas por el hombre y vuelve a golpearle en la cara, ahora provocando que su nariz sangre.

—Puedes llorar y suplicar todo lo que quieras, a mí me tiene sin cuidado —Le da una patada en las costillas aprovechando que esta tendida y convaleciente en el piso.

Sofi se retuerce y llora más fuerte desgarrando un grito de dolor. El hombre, suelta una estruendosa carcajada malévola al verla en tan mal estado.

—Por favor —susurra Sofi en medio del llanto—. Ya no aguanto.

—Me da igual tus llantos, sin embargo, no soy el que el poder para acabar con esto —articula sonriendo.

—¿Qué? —su voz es entrecortada y apenas audible.

—Solo tienes que darme lo que pido y esto termina.

—No —balbucea Sofi haciendo un esfuerzo enorme para que solo saliera esa palabra.

—Como quieras.

Dicho esto, le propina otra patada en las costillas, seguida de otra destinada a la cabeza. Sin darle descanso le lanza un puñetazo en la sien. Sofi no deja de llorar, temblar y convulsionar. Sabe bien que ya no va a aguantar mucho más, ya su cuerpo no lo resiste, queda poco para que se apague, su vista entornándose negra le está avisando que no falta mucho para que todo se oscurezca. Los golpes no cesan, su cuerpo colapsa con cada uno de ellos, ya sea, contra el suelo o contra la pared. El hombre la está usando como un jodido sacó de caja y ella no puede hacer nada para que se acabe, solo le queda esperar a todo se ponga negro y ya no sienta más nada.

El padre de Mateo la toma del cabello y hace que lo mire, obligándola a levantar la cabeza.

—Sigue el pequeño bastardo —le avisa en una amenaza hostil contra su hijo.

Le da un fuerte puñetazo en la nariz enviando la cabeza de la chica a estrellarse contra la pared. Una fina lámina de sangre comienza a caer por la frente, el calor del líquido le anuncia que ese golpe le abrió una herida importante en la cabeza. Su última visión como el hombre pasaba su lengua lamiendo sus labios y sonreía con descaro, luego, todo se oscureció y dejó de sentir los golpes en su cuerpo.

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