Capítulo 120. Línea de fuego
Irina sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sus hijos estaban con ellos. Miró a Alex con los ojos muy abiertos y preguntó en un susurro:
— ¿Qué pueden querer?
—No lo sé —respondió con seriedad, sin bajar la velocidad—. Pero no vamos a esperar para averiguarlo.
El auto zigzagueó entre el tráfico, dejando atrás vehículos confundidos que tocaban la bocina. La camioneta azul los seguía sin titubeos, demostrando que la persecución era intencional.
Entonces, el sonido seco de disparos rasgó el aire.
— ¡Nos disparan! —gritó Irina, instintivamente cubriendo a los niños con su brazo.
Alex se mantuvo firme, su mente funcionando a toda velocidad. Con un giro brusco del volante, salió de la carretera hacia un camino desierto, era una carretera en reparación cerrada, no había tráfico, mucho menos personas, solo naturaleza a ambos lados de la estrecha carretera.
Ema no despertó, pero Ryan abrió los ojos.
— ¿Qué pasa, mami? —preguntó con los ojos pequeñitos.
Irina inhaló