Capítulo 102. Los hilos invisibles del destino
Bianca sintió el peso de las palabras de su padre, un torbellino de emociones la envolvía. No quería perder a Alex.
—Ya sé lo que ocurre —dijo con la mano en el pecho y llorando a mares, al verla le partía el alma a cualquiera—. Ahora que ves a Irina, obviamente más fuerte que yo, ya no soy importante para ti, he sido desplazada.
—Bianca, te adoro, eres mi tesoro, pero tú te has buscado esto.
— ¡No quiero que Irina me lo quite todo! —Exclamó Bianca con los puños apretados.
— ¡Eres tú quien le ha quitado a ella! Pero ya no más —zanjó Marco el tema.
Bianca dio media vuelta y corrió hacia su habitación, dejando la conversación suspendida en el aire, llorando como niña que le han quitado un juguete.
Marco se quedó mirándola hacia arriba hasta que escuchó la puerta del cuarto de Bianca cerrar de un golpe, su mandíbula estaba tensa. Se notaba el peso de la culpa en él.
Respiró hondo antes de girarse hacia Irina.
—De ahora en adelante te protegeré, quiero que sepas