Capítulo 103. Trayendo el pasado al presente
Marco llevó a Olga a su casa.
La mansión de Marco, aunque ciertamente estaba en un terreno más pequeño que la mansión Salvatore, era una enormidad llena de lujo.
Marco se veía nervioso y al abrir la puerta para Olga ella quedó boquiabierta al ver un ícono de la virgen con el niño predominando el recibidor.
— ¿Acaso es? —Inquirió Olga confusa.
Marco afirmó con la cabeza.
—Lo es. Lo mandé a robar a Nicolay. Como ves, aunque te creí muerta, una parte de mí sabía que te iba a encontrar.
— ¿Por qué traerlo a Estados Unidos? Tu casa de Italia…
Marco señaló la casa.
—Mira esta casa, Olga. Cuando la vi la compré, porque es fiel a nuestra casa idílica. Que esté en New York, donde justamente tú estabas es…
— ¿Coincidencia?
—Un milagro…
Olga se echó a reír sin dar crédito.
— ¿No me crees? Acompañame.
Marco avanzó con paso firme, guiando a Olga por los amplios pasillos de la mansión. Aunque la opulencia era evidente, algo en la disposición de cada detalle