Capítulo 89. La calma que antecede a la tormenta
La cena había terminado en calma. La tensión de la batalla verbal parecía haber quedado atrás, al menos por esa noche, y Alina se sentía más tranquila al ver que Devon había comido con apetito. Lo había observado de reojo durante toda la velada, atenta a sus gestos, sus movimientos, incluso a su respiración. No se atrevía a preguntarle delante de los demás, pero cuando llegaron a su habitación, cerró la puerta tras ellos y finalmente habló.
—¿Te sientes mejor? —preguntó en voz baja, mientras se acercaba a él.
Devon asintió, sentándose al borde de la cama. Sus ojos oscuros se alzaron hacia ella con una calidez que hacía que su corazón latiera un poco más rápido.
—Sí. Me recupero rápido, lo sabes. Pero esa maldita arma tenía plata. Por eso tardé más —explicó, encogiéndose de hombros con una leve sonrisa resignada.
Alina frunció el ceño y se sentó junto a él.
—Me preocupé, mucho… cuando te vi sangrar así, sentí que se me detenía el corazón —confesó, bajando la mirada.
Devon extendió una