Capítulo 90. Dulce como hiel
El pasillo de piedra estaba silencioso a esa hora de la tarde. Apenas unas pocas antorchas chisporroteaban en las paredes, dejando sombras danzantes que se alargaban a medida que Soriana se acercaba a la habitación donde descansaba Mya.
Llevaba entre las manos una bandeja de madera cubierta por un paño blanco. Debajo, había una selección de bocadillos dulces cuidadosamente elegidos: pequeños pastelitos de miel, frutas confitadas, galletas de almendra y un trozo de pan de higos. Había ordenado preparar todo en la cocina temprano esa mañana, no porque fuera una amante de la cocina… sino porque sabía que los gestos bien calculados solían ser más efectivos que cualquier discurso.
Soriana se detuvo frente a la puerta y respiró hondo. No porque se sintiera culpable, sino porque tenía que interpretar bien el papel.
Tocó con los nudillos suavemente.
—¿Mya? —dijo, su voz un poco más baja de lo habitual—. ¿Puedo pasar?
Hubo un breve silencio. Luego, la puerta se abrió apenas unos centímetros, r