Capítulo 107. Liam
La mañana siguiente amaneció con un aire denso, como si el propio castillo hubiera percibido el dolor de Alina y Liam. El silencio en la mesa del desayuno era inusual; incluso Mya, siempre dispuesta a animar con alguna broma, se limitaba a mirar a su amiga y cuñada con preocupación.
Devon dio las últimas instrucciones a dos emisarios Blacknight: llevarían las cartas escritas por Alina y Liam, además de un cofre con pieles, medicinas y algunas provisiones especiales para la manada Moonlight.
—No se detengan en territorio neutral más de lo necesario —ordenó Devon—, y eviten todo contacto con las patrullas Darkfang. La prioridad es llegar rápido y regresar con noticias.
Los hombres asintieron y se prepararon para partir. Liam, que escuchaba desde un rincón, no aguantó más.
—Esto es ridículo —dijo, levantándose de golpe—. ¡No somos niños!
—Liam… —advirtió Alina, poniéndose de pie.
—No, hermana, déjame —respondió él, alzando la voz—. ¿Por qué tenemos que quedarnos aquí como prisioneros mie