Capítulo 37

Cuando abrí los ojos con lentitud, sentí como si el aire me pesara sobre los párpados.

Me dolía la cabeza.

Mucho.

Como si un ejército de martillos estuviera desfilando entre mis sienes sin preocuparse por los daños colaterales.

¿Dónde rayos estoy?

El techo era alto. Más elegante que el mío. Las cortinas no eran las que había escogido.

Y el aroma... ni hablar. Ese perfume masculino, pulcro y denso, me hizo girar sobre el colchón con cierta alarma.

No. Eso es imposible.

Fue entonces cuando lo recordé.

El despacho.

El vino.

Mi cuerpo sobre el suyo. Las palabras que dije. Las que no debí decir.

Las que intentaron seducir a Donovan Gavrilov.

Dios mío.

¡Eres una idiota, Vance!

Me incorporé de golpe y vi el entorno con más claridad, la cabeza a punto de explotar.

La habitación no era la mía.

Era la suya.

Estaba en su cama.

La cama de Donovan. Semidesnuda y con el cabello enmarañado.

Tragué saliva y miré a todas partes sin saber qué hacer. Mi respiración se volvió agitada, y n
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