POV Bastian:
—¿Y...?
Me detengo y elevo mi mirada de los papeles que hay sobre mi escritorio para pasarla en mi buen amigo y mano derecha, Alessandro Rossi.
—¿Y qué? —le pregunto, confundido.
Él me sonríe de esa manera en la que solo él puede sonreír. A veces no puedo creer que alguien como él esté atrapado en este infierno y creo que todo ello se debe a mí.
Así como yo.
—Quiero saber qué tal es la nueva mujer que integra tu harén... —aclara, aún sonriendo—. Se llama... —empieza a pensar, alargando la última letra— Alaia, si no me equivoco.
Mi cuerpo se tensa al oírla nombrar. Por algún motivo, no me gusta cómo se oye su nombre en la boca de otro hombre, pero Aless ha sido mi amigo desde que ambos éramos niños, así que, solo por ser él, lo dejaré pasar.
—¿Hay algo que decir? —cuestiono con sequedad porque no deseo hablar de Alaia.
No me malinterpreten, no es que no quiera hablar de ella porque me molesta. Quiero que todo lo que tiene que ver con ella sea solo para mí y no deseo compar