ULRIK
El pasado siempre volvía, para bien o para mal, y ahora todos éramos fieles partícipes de ello.
Casi ocho años atrás, aún recordaba el día en que lo encontré: desnudo, temblando, temeroso junto a su madre, y de solo verlo supe mucho de lo que había pasado.
Por fuera estaba sereno mientras lo llevaba en mis brazos, pero por dentro me moría, por dentro solo quería matarlos a todos. Y entonces lo hice, o eso pensaba.
Solo que se me escaparon algunos, y no me di cuenta hasta mucho después, cuando se volvieron fuertes y escurridizos, pero también porque no tomé en cuenta ciertas cosas.
Por aquel entonces seguía siendo joven y estúpido, y no consideré que alguien como Elisse podía estar en el centro de todo esto.
Tonto de mí.
Aún recordaba la fragilidad del hombre al que amaba, y de cómo lo abracé con fuerza, intentando calentar su cuerpo, todo el camino hasta que los entregamos a él y a su madre a la policía y a los paramédicos que esperaban un par de kilómetros más allá.
Estaba furi