LARSYo no era la gran cosa. Un farmaceuta, sí, y dirigía el Departamento de Investigación y Desarrollo de la empresa familiar, pero… ¡ya!El hombre se acercó a paso lento, casi como si marchara rumbo a mi desastre, pero yo no podía moverme. Estaba amarrado a una silla, preso y mareado, incapaz siquiera de moverme un centímetro, y aterrorizado.Estaba aterrorizado.—Tú… ¿qué quieres? ¿Quién eres? —musité. Era incapaz de hablar alto en estos momentos—. Yo no…Un mareo me invadió y tuve ganas de vomitar, pero las contuve.Él siguió avanzando. Era alto, espigado, y su silueta, aunque forrada por esa ropa táctica negra, se me hacía familiar, pero no supe de dónde.Llegó hasta donde yo estaba y me miró desde arriba. Se veía como un ser superior, como la Parca, y su presencia me estremeció con un temor que no había conocido antes.—Soy un simpe farmaceuta, ¿por qué demonios querrías a alguien como yo? —espeté, más que intimidado por esa temible aura que emanaba de él, y se me formó un nudo
Leer más