LARS
Era un verano unos tres años atrás, Ulrik y yo llevábamos saliendo casi un par de años, pero nuestra relación había llegado a un punto en el que yo ya no lo soportaba más.
Él me presentó ante sus padres como su pareja, ante su hermana y sus amigos, pero yo no podía darle eso. En mi caso, mis padres lo aborrecían cada que lo veían cerca de mí, y ni siquiera podía presentarlo como un amigo. Siempre era «un compañero de esto», «un compañero de aquello», nunca fui capaz de darle lo mismo que él me dio a mí: un sitio seguro en el cual estar.
Y por eso ese día dije cosas de las que aún me arrepentía.
«Lo intenté, pero no puedo seguir con esto», dije esa vez, ambos en un lugar público para asegurarme de que no se pasara de la raya. Aún recordaba su duda, su expresión. «Quiero que terminemos, Till. He intentado amarte todo este tiempo, pero… simplemente no eres suficiente para mí».
Conocía la personalidad de Ulrik, sabía que no siempre era el dicharachero, lo sabía bien, porque me lo hab