Al día siguiente.
Azael se levantó de su cama, caminó hasta el cuarto de baño, se mirò en el espejo, tenía el ojo parchado.
Pero, cuando lo quitó y vio eso, lanzó un grito.
Sintió rabia.
Las enfermeras se apuraron a socorrerlo, pero Azael estaba demasiado agresivo, tuvieron que sedarlo, llamando a enfermeros para que socorrieran.
Finalmente, el hombre fue recostado, y se quedó inmovilizado, las enfermeras salieron.
«¿Qué me hiciste, Liliana? Mira lo que me hiciste, no vas a irte, y olvidarte de mí, te aseguro que te acordaras de mí, estaré grabado en ti, te aseguro que algún día pagaras por todo esto, te encontraré», pensó
Cuando Liliana despertó, observó a Demian haciendo su valija, él la mirò, sonrió.
—¿Lista para irnos?
Ella asintió, sonrió.
—Sì, ¿de verdad tu familia me querrá a mí y a Carlitos?
Él asintió.
—Te amarán, porque tú eres mi alegría.
Liliana sonrió, se levantó y fue a darse un baño, soñaba con desesperación sobre cómo sería la familia de Demian, pensó en su