—¡Yo puedo ayudarlo a tenerla con usted! —exclamó
Azael se quedó perplejo, mirò su rostro con ojos enormes.
—¿Qué dices?
—Tal como lo oye, yo puedo hacer que Liliana vuelva a su lado.
—¿Y como lo harás?
—Confié en mí, claro que deberá pagarme.
—Te daré suficiente dinero, créeme.
El hombre le dio una tarjeta con su número de teléfono, se fue.
Al día siguiente.
Demian se despertó temprano, fue por las cosas, despertó a Carlitos, lo bañó y lo vistió.
—¿A dónde iremos, papito?
Él sonrió.
—Ya verás, te divertirás, hijo.
—¡Sipi! —exclamó
Liliana despertó y los escuchó hablando, cuando entró en la alcoba, encontró a Demian haciendo una maleta para el niño.
—¿Qué haces?
—Iremos a bahía turquesa, quiero que tengamos unos días de descanso.
—Pero ¿Y la escuela?
—Puede esperar, pero nosotros no, debemos hablar, y nuestro hijo debe divertirse.
Liliana se quedó pensativa, lo aceptó al final de cuentas.
Ella también llevó una valija.
Demian observó a Cedric.
—Quédate, avísame si