Mundo ficciónIniciar sesiónEl Range Rover blanco de Sal nos esperaba justo donde terminaba el muelle. Su presencia era un ancla de lujo y seguridad en medio de la oscuridad. Cuando el vehículo se abrió, el aroma a cuero nuevo y aire acondicionado me recordó de golpe que el fin de semana había terminado. Había vuelto a la vida donde las acciones tenían consecuencias y donde yo era, de nuevo, un objetivo.
Subí al asiento del acompañante, acomodando mi cabestrillo con cuidado. Sal se deslizó tras el volante, y el auto se puso en marcha con un silencio poderoso.
El viaje de regreso al campus se convirtió en una inmersión en la tensión, eternizándose. El sol se había puesto por completo, dejando tras de sí solo un tinte violeta desvaído en el horizonte. La charla ligera de la navegación se había extinguido. Sal conducía concentrado, con las manos firmes en el volante, l







