Mundo ficciónIniciar sesiónSabía que Dylan esperaba que lo enfrentara, pero me dirigí al dormitorio evitando mirarlo.
—¿Acaso no me he desvivido para compensarte desde entonces? —me increpó—. ¡Mira la vida que hemos tenemos ahora! ¿Qué más quieres que haga?
Me detuve ante la puerta abierta, obligándome a no alzar la voz porque no me interesaba que todo el edificio nos escuchara.
—Tal vez podrías tratar de no controlarlo todo y permitirme una pequeña victoria —respondí—. Es más sencillo de lo que imaginas.
Antes que pudiera agregar nada, entré al dormitorio y cerré la puerta entre nosotros. Puse música a un volumen que le indicara que para mí la conversación había terminado, me cambié y monté la bicicleta fija, todavía gruñendo y resoplando.
Dylan no era de los que se disculpan, como







