Capítulo 73

El tiempo no bastó para el hermano de Moros, quien tuvo que irse temprano junto a su esposa a hacer los preparativos de algún evento que desconozco.

Yo por mi parte me quedé en el castillo del reino de los muertos, mirando en dirección al techo repleta de aburrimiento después de horas sin hacer nada.

A este punto, no me queda claro si puedo seguir caminando por las mismas tres habitaciones o tomar el atrevimiento de explorar una cuarta con tal de matar estás ganas de hundirme en la miseria para no estar tan aburrida.

Sonará extraño, pero extraño los días ajetreados y trabajar. La vida en este lugar es muy tranquila, tanto así que me asomo por la ventana y veo a los guardias dormidos en su posición ya que en realidad, no hay mucho que vigilar.

¿Y Moros?

Moros fue a la ciudad de la eternidad a buscar alguien que me hiciera un masaje, una acción que acompañó de la frase “me preocupa que te hayas lastimado mucho el cuello” y se fue.

Ahora tengo hambre, frío y un dolor en el cuello. Ademá
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