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Emma:

Dos días después..

Después de dos días llorando por lo que le hizo ese imbécil, me escribió diciéndome que vendría a verme, estaba segura de que lo confrontaría pero no, quiero hacerlo frente a su esposa, que ella sepa que clase de hombre es ese infeliz. Siento pena por mi misma de haber estado con el.

Hoy no había clases en la universidad así que hoy me quedaría en mi departamento sin hacer nada más que lamentarme de que fui una estúpida creyendo en lo que me decía Tom.

Me di cuenta de que estaba tan acostumbrada al trato que me daba que jamás me di cuenta que lo hacía de la m****a, ahora tengo que darme el valor que merezco y el que el no me dió.

El timbre de mi departamento sonó y fui a abrir, era el, traía unas flores que ni siquiera me gustan, me hice a un lado y el entró.

—Bebé ¿Cómo estás? —me dió un corto beso.

Vamos Emma soporta a este idiota un poco más..

—Bien, estuve un poco mal el fin de semana pero ahora me siento bien ¿Y tú? ¿Cómo te fue en el viaje?

—Agotador —se sentó en el sofá— bebé tráeme una cerveza ¿Tienes? —asentí—, tráemela por favor.

Se quitó el saco y Los zapatos, ahora me doy cuenta de que siempre que venía lo hacía, Dios mío que patética soy.

Fui a la nevera por su maldita cerveza y se la di, el la destapó y la bebió mientras miraba el televisor.

—Solo estaré un rato aquí bebé — se paro y llegó hasta mi—, quiero hacerlo ahora.

Me das asco.

—No puedo —hice una mueca—, estoy en mis días.

El bufó molesto y se fue a colocar los zapatos.

—Me voy entonces —tomó su saco—, quería relajarme un poco pero estás en tus días, así no me sirves.

Me moleste por su estúpido comentario. 

—¿Que dijiste? —lo mire mal.

—Lo que escuchaste Emma, quería follar a mi novia pero no puedo porque le vino el periodo —bufó—, mejor me voy.

Quería insultarlo pero salió de mi departamento antes de que pudiera decir una palabra, rápidamente tomé mis llaves junto con las de mi auto y mi teléfono, salí del departamento y baje rápido, cuando lo hice el estaba subiéndose a su auto, entonces me subí al mío y lo encendí, empecé a seguirlo sigilosamente, condujo hasta una casa, no era tan grande pero si se veía lujosa, estacioné mi auto donde no lo viera y bajé, caminé sin que me viera y me escabullí hasta llegar más cerca de su casa y lo escuché hablar con su esposa, ambos estaban afuera besándose.

—Ya hice la reservación cariño, será en la repostería Koch —ella sonrió.

Era una mujer hermosa, bastante elegante y se veía un poco mayor que el, pobre mujer no sabe con quién duerme.

—Que bien mi amor, será una gran noche, que mejor manera que celebrar nuestro aniversario —se besaron.

Bien, escuché suficiente, corrí sin que me viera a mi auto y lo encendí, llamé a Jess y le dije que fuera a mi departamento. Juro por Dios que pienso desquitarme por todo esto. 

(...)

Más tarde

Estaba en mi departamento caminando de un lado a otro pensando en mi siguiente movimiento, tenía que hacer esto está misma noche, nada podría salir mal ¿Cierto?

—Emma deja de caminar que me mareas —dijo con fastidio.

Habló mi mejor amiga Jessie, somos amigas desde que tengo memoria y vive justo al lado de mi departamento, es una gran chica.

—Tenemos que ir ahora Jess.

—¿Ahora? —asentí— no podemos Emma, son casi las ocho de la noche.. además tengo flojera.

Fui hasta ella y le tome la mano para levantarla.

—Acompáñame, te necesito.

—Bien —suspiró—, voy porque quiero ver la cara de Tom cuando te vea —sonrió.

Tom es mi novio desde hace un año y medio, es un poco mayor que yo, mis padres se escandalizaron pero después lo aceptaron. Ahora me arrepiento.

—Bien, entonces vámonos.

Tomé las llaves de mi amado auto y bajamos al estacionamiento, después manejé hasta el lugar.

Pastelería Koch.

Miré todo el lugar y era enorme, se que mis padres construyeron este sitio y quedó de maravilla, he venido algunas veces con mis amigos y la verdad no hacen postres para impresionante.

A ti nada te impresiona Emma..

Rei por los locos comentarios de mi conciencia.

—¿Cómo supiste que estaría aquí? —me preguntó Jess.

—Porque lo seguí para darle la sorpresa y funcionó, es el sitio perfecto Jess.

—Esto saldrá mal, sabe que odia las sorpresas.

—Me importa una m****a si le gusta o no, se la voy a dar y punto —asintió—, salgamos.

Salimos del auto y caminamos hasta llegar a la pastelería, hoy estaba algo lleno así que estaría bien para mí, ya estando en la caja pedí el pastel más grande de la pastelería, que fuese de maní, su sabor favorito.

Pagué por el y empecé a buscarlo con la mirada, en mis manos traía también una bolsa con un regalo dentro, caminé un poco más con Jess siguiéndome y cuando lo encontré me le acerqué más y al tenerlo cerca le estrelle el pastel en la cabeza y me reí, el se levantó molesto y al verme palideció.

—Emma —me susurró.

—Hola mi amorcito, feliz aniversario pero por ti y tu matrimonio —le sonreí ampliamente.

—P-Puedo explicarlo..

—¿Que vas a explicar Tom? Que me engañaste por un año y medio diciéndome que eras soltero cuando claramente estás casado —mire a su esposa—, lo lamento en serio, usted no tiene la culpa de nada.

Ella se levantó de la mesa y le dió una bofetada, luego me dio una a mi.

—Tu lo que eres es una zorra que quiere sacarle dinero a mi marido, he lidiado con muchas como tú —me dijo molesta—, mocosa idiota.

Bien, esto se pondrá feo..

Le regresé la cachetada mucho más fuerte que ella se tambaleó un poco.

—¡A mí no me insulta señora! —le grité— ¡Su querido esposo ha estado mintiéndome por un maldito año! Si no me cree aquí están las fotos, pero por lo visto usted es una estúpida.

Tomé la bolsa de regalo y saqué todas las fotos que tenía con el y algunas joyas que me regaló.

—Si no me cree con esto, pues entonces no me interesa y tú —señalé a Tom—, eres un bastardo asqueroso que solo busca chicas de mi edad para divertirse, me das asco Tom.

La tipa se abalanzó hacia mi haciéndonos caer en el suelo y empezó a golpearme, Tom intentó separarla de mi pero no pudo, pero no me quedé atrás le di sus golpes también, cuando ella se bajó de mi iba a golpearla pero alguien me detuvo, me alzó por la cintura y empecé a patalear.

—¡Suéltame! ¡Esa estúpida me las va a pagar! —forcejee.

—¡Basta! —escuché la voz de un hombre.

Pero como soy Emma Allen, no me gusta hacer caso así que seguí pataleando.

No sé cómo hizo el hombre para girarme y colocarme en su hombro, vaya que era demasiado alto por que senti un poco de vértigo.

Basta Emma concéntrate en lo que es.

—¡Suéltame! ¡La puta m****a que me sueltes! —grité.

Caminó unos segundos más hasta que entró a un lugar, después me bajo para sentarme en una silla, ví claramente que estaba en una oficina y frente a mi estaban tres hombres mirándome fijamente, uno de ellos tenía los brazos cruzados.

Los tres eran enormes, guapos y elegantes, por Dios que bellos.

¿En serio Emma?

—¿Sabe usted lo que acaba de ocacionar allá afuera? —preguntó el del medio.

Pero que voz tan mandona, me quede como idiota viendo a estos tres sujetos frente a mi.

Jo-der.

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