— Absolutamente no — me negué conjuntamente ante la petición de Nicolás — . Entiendo que tengas miedo a pasar, pero yo no voy a abandonarte.
Yo noté cómo su expresión se hizo un poco más tranquila, pero de todas formas sabía que no iba a lograr convencerlo de lo contrario. El hombre no desistiría hasta lograr su cometido, pero yo también era terca y lo último que quería en ese momento era abandonarlo, a pesar de que las circunstancias me dictaran que tal vez podría llegar a ser lo mejor. No quería hacerlo, me negaba a hacerlo.
Pero entonces Nicolás me desarmó con una sola y simple palabra:
— Recuerda que no lo debes hacer por ti, sino por nuestro hijo. Sabes que Oliver va a atacarnos con toda. Cuando logremos destruirlo mediáticamente, no le va a quedar más que de forma física a sacarnos, así como cuando hizo el atentado esa vez íbamos solo tú y yo. Pero si la próxima vez que estamos con el pequeño Elián… no podemos arriesgarlo de esta forma.
— Pero la auditoría… — le di