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Se había formado nuevamente un ambiente tenso en la casa. Yo no lograba entender completamente qué era lo que sucedía. Habíamos tenido que procesar muchísima información en muy poco tiempo. Lo único de lo que estaba segura era de la determinación que ahora acompañaba a Nicolás.
Vi cómo se sentó frente a la mesa con la computadora que le había prestado y movió todas sus influencias y sus contactos para encontrar al mejor periodista posible que pudiera ayudarnos con el nuevo proceso.
— Tengo que dar una entrevista — dijo él — . Ahora, si mi madre salió a dar su declaración, yo tengo que dar la mía. Tengo que contarle al público mi versión de las cosas.
Yo me había sentado a su lado y le había acariciado los hombros, pero estaba tan tenso el pobre que no pudo escribir una palabra en un largo rato mientras estuvo frente a la pantalla del computador, sin saber muy bien con qué comenzar a escribir en el guion lo que tenía que decir en la entrevista. Así que yo lo dejé solo un rato par