DAMIÁN ASHFORD
De pronto sentí un tirón en la manga. Camille estaba medio encima de mí, intentando ver mejor la escena, cuando noté a los mellizos sentados a su lado, con los pies balanceándose tranquilamente.
Ambos, tanto Camille como yo, los vimos fijamente con atención y algo de sorpresa.
—Mami nos dijo que nos quedáramos calladitos aquí atrás —explicó León con un resoplido de aburrimiento.
Victoria miró a Camille y luego me miró a mí, al principio confundida, como si estuviera armando un rompecabezas. Sus ojos se iluminaron con una conclusión demasiado lógica para un niño.
—Ustedes parecen