MOLLY DAVIS
En completo silencio y con los ojos llorosos, limpié cada herida en el cuerpo de Alexei, mientras sentía su mirada fija en mí. Su índice levantó mi rostro por el mentón, haciendo que nuestros ojos se encontraran.
—No llores… —susurró con tristeza—. Me duele verte llorar.
—No tuvieron que meterte aquí —contesté de mala gana.
Después de que Shawn lo atendió, Lucien y Damián negociaron y Alexei terminó en el sótano, con un grillete en el tobillo y una cadena que lo ataba a una de las patas de la cama. ¡¿En verdad era necesario?! ¡Estaba herido y lo trataban como animal!
S&iac