MOLLY DAVIS
Sergei asintió pensativo, cada vez más concentrado en que su cerebro no explotara.
—¿Qué hay de Alexei y Molly? ¿Qué haremos si ellos deciden rebelarse? —preguntó temeroso y posó su mirada en el auditor que ya estaba poniendo dos uvas sobre la mesa, una al lado de la otra.
—Sencillo, cuando uno se quiera poner en nuestra contra, tomamos al otro —dijo tomando una de las uvas, envolviéndola en su palma—, y viceversa. Eso es lo fastidioso del amor. Harán lo que sea para que el otro no resulte herido o muerto. Serán obedientes para proteger al otro.
»Será demasiado fácil mantenerlos en el bolsillo. —Entonces dejó caer su puño contra la uva que había quedado en la mesa. El golpe me hizo temblar. Cuando abrió la mano, mostró que la otra uva también estaba aplastada. Se echó ambas a la boca y masticó con una gran sonrisa—. Tranquilo, Sergei, solo haz lo que te he dicho y todo saldrá bien para nosotros. Solo espero q