MOLLY DAVIS
Había un silencio tenso, mientras que yo permanecía sin zapatos sobre la cama, picando la comida en el plato, pues tenía demasiada hambre, no sabía si por todo lo que descubrí, por la tensión de casi ser asesinada por Nadia o por el beso que se dio Alexei con ella. Todo era demasiado confuso.
—Nadia y yo no somos hermanos, aunque nos criaron como si así fuera —dijo Alexei inclinándose en su silla, apoyando sus codos sobre sus muslos, mientras sus ojos permanecían clavados en los míos esperando mi reacción.
—¡Lo sabía! —exclamé emocionada y comencé a brincar en la cama, sacudiendo los platos sobre la charola que de inmediato Alexei se precipitó a quitar.
Antes de poder decir algo más, me tomó de la mano y tiró hacia él, tomándome en brazos y volviendo a dejarme sobre el