ROCÍO CRUZ
De pronto Camille volteó hacia Lucien quien ya se había acercado al escuchar el alboroto.
—¡Habla! —exclamó a lo que Lucien solo sonrió y se encogió de hombros.
—Nunca dije que no lo hiciera —contestó divertido.
—¡Hablas! —volvió a gritar Camille antes de darle un manotazo a James—. ¡Me has dejado hablando como loca cuando bien me podías responder! ¡Qué grosero!
James sonrió y se encogió de hombros, pero con los labios sellados.
—¡Dime algo! ¡Ya sé que puedes hacerlo! —exclamó Camille tomándolo por los hombros y sacudiéndolo como si se tratara de un artefacto descompuesto—. ¡Salúdame, desgraciado!
Fruncí el ceño, confundida y ladeé la cabeza. Jam