CAMILLE ASHFORD
Con el cuerpo tembloroso y completamente aferrada a él, nos vimos por un largo rato después de disfrutar del clímax. Podía escuchar mi corazón retumbando en mi cabeza mientras ambos jadeábamos satisfechos.
Con un beso gentil, sellamos nuestra pequeña travesura en el invernadero y permanecí abrazada a él, absorbiendo su calor y su aroma. Sus brazos eran mi refugio, no podía explicar cómo me sentía estando con él de esa manera, pero de algo estaba segura, el mundo dejaba de importar.
—Te amo —susurró para después besar mi frente y hacerme sonreír como una tonta.
Antes de que pudiera responder escuché un par de golpes en la puerta. R&aacut