Palabras en el aire.
Varias semanas después, la pancita de Jessy comenzaba a notarse. Habían ido juntos a una consulta de rutina y, por fin, el médico les confirmó el sexo del bebé: una niña. La emoción fue tan intensa que Jessy lloró durante minutos, abrazada a Peter. La llamaron Pilar. Un nombre con fuerza. Con raíz.
Peter, cada vez más comprometido, comenzó los trámites para alquilar su primer apartamento. La firma lo ayudó con los cierres legales y con referencias, sabiendo que era una inversión seria. Sacó el depósito, firmó el contrato y compró los primeros muebles él solo. Se sintió listo.
Una tarde, mientras Jessy descansaba viendo una película, recibió la inesperada visita de la madre de Peter. Era una mujer elegante, de gesto firme y ojos observadores. No venía a pelear, sino a hablar.
Jessy escucho cuando tocaron la puerta.
—Claudia...
—Hola Jessy...vine para que hablemos.
—Pasa adelante.
—Gracias.
Jessy la condujo hasta la cocina y preparó café.
—Que te trae por aquí.
—No vine a juzgarte, Jess