Peter respir hondo, sintiendo un ardor amargo en el pecho.
—No puedes saber eso, Ethan. Ellos terminaron por muchas razones. Tu papá la engañaba, la humillaba, no la apoyaba. Jessy merece más.
—¿Y tú eres ese “más”? —escupió Ethan con rabia—. ¡Eres mi mejor amigo, Peter! ¡Casi mi hermano! ¿Cómo pudiste cogerte a mi mamá? ¿Cómo pudiste mirarme a los ojos después que te la cogías?
Peter cerró los ojos, con el dolor atravesándole como un hierro ardiente.
—La amo… —dijo con la voz ronca—. La amo más que a nada en este mundo.
—¡Cállate! —gritó Ethan—. ¡No digas eso! ¡No digas que la amas! Porque si la amaras, no le hubieras arruinado la vida. ¡Ahora tendrá un bebé y tú sigues siendo un maldito adolescente! ¿Qué vas a darle? ¿Qué clase de futuro va a tener contigo?
En ese momento la puerta se abrió y entró Marcus, el padre de Peter, con su esposa Claudia. Ambos miraron la escena con confusión.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Marcus, cerrando la puerta tras él.
Ethan giró, furioso, con lo