– GABRIEL MÁRQUEZ
Ese nombre me cayó como un balde de agua helada, pero me mantuve sereno, sin parpadear.
—¿Y qué quiere exactamente la señora Verónica? —pregunté con voz neutra, aunque por dentro ya sabía la respuesta.
El abogado deslizó el sobre hacia mí.
—Notificación formal de solicitud de divorcio. Incluye petición de separación de bienes, custodia compartida del menor Alejandro Márquez Salcedo… y medidas cautelares por antecedentes de abuso emocional y físico.
Me quedé en silencio. Solo observé el sobre como si me fuera a morder. Mi mano lo rozó, pero no lo abrí.
—¿Medidas cautelares? —pregunté con voz baja.
—Así es. Hay declaraciones bajo reserva, evidencia digital y, si es necesario… testigos. —El abogado me miró directo a los ojos—. Mi clienta quiere hacer esto de forma pacífica. Pero está preparada para un juicio si es necesario.
Reí con sarcasmo, mirando hacia un punto invisible de la oficina.
—¿Juicio? —¿Verónica va a arrastrarme a juicio? —Volví a mirar al abogado, esta