Capítulo 243.
Valente giró el cuello cuando el nombre salió de boca de Zülal, el cual bajó el teléfono con el nuevo mensaje, el mismo que contenía un archivo que él descargó, temeroso, como si su instinto le gritara que no debía hacerlo, pero su curiosidad le pidiera saberlo.
El archivo se abrió lentamente.
El reproductor cargó la imagen de Zorina al inicio, la cuál recibió un puñetazo que la lanzó contra una pared. Su rostro estaba bañado en sudor, tierra y sangre.
—Señor—, Zülal apenas pudo pronunciar esas palabras, mientras en el video se podía ver a Zorina intentando quitarse de encima a Bora, el cual no quería extender su vida con torturas, porque sencillamente, eso para Valente no era castigo.
Era misericordia.
Y Boris no daba misericordia.
Valente no tomó el teléfono, solo observó la pantalla mientras llevaba las manos a su espalda, sin parpadear, con una rigidez cadavérica. Su mandíbula se tensó de forma visible, en tanto escuchaba las maldiciones de su madre contra Boris. En la grabación