Lo reconozco, siento mucha satisfacción al decirles esas palabras a mi familia, una que en realidad actuaron conmigo peor que los secuestradores con sus víctimas y no como el padre y hermanos que son.
Cada noche que lloré implorando ser rescatada, todas las veces que supliqué que se detuvieran y no lo hicieron, vienen a mi mente y por eso, no siento el más mínimo remordimiento y si mucha satisfacción.‘Estás haciéndolo bien.’ Me dice mi mente.— ¿Qué has dicho, Angela?— Ya escucharon a mi esposa, no los quiero aquí, así que, les doy menos cinco minutos para que se marchen, si no quieren ser asesinados.— Vine por mi hija y…— ¿Cuándo me trataste como una basura, también era tu hija? — pregunto curiosa.— Entiendo que estas molesta.— No, padre. Todo lo que pasó