El alfa Kael Shadowfang ha pasado años sin encontrar a su compañera, resignado a la idea de que nunca tendrá una luna a su lado. Incluso su padre, el antiguo alfa, encontró una segunda oportunidad después de perder a su pareja, pero él sigue solo. Cuando el destino lo arrastra a la ciudad para una misión importante, su lobo reacciona de una manera inesperada: su compañera está cerca. Pero hay un problema. Es humana. Y es una monja. Dominado por la incredulidad y la frustración, Kael se niega a aceptar el vínculo. Una mujer frágil, ajena a su mundo, no puede ser la luna de su manada. No puede ser su compañera. Pero mientras más intenta alejarse, más fuerte es el llamado de su instinto. Y cuando fuerzas oscuras comienzan a acechar a la mujer que el destino le ha entregado, Kael deberá decidir: ¿seguirá negando su destino o romperá todas las reglas por ella?
Ler maisLa ciudad titila entre luces y sombras en medio del fresco cortante de la tardecita. Desde lo alto de un lúgubre edificio, Xavier contempla el paisaje a través del ventanal de su bar, con la mandíbula apretada y los ojos entrecerrados.Su rostro, marcado por una cicatriz que parte desde la sien hasta su mandíbula, parece aún más severo bajo la tenue iluminación. Cala su cigarro un par de veces, saboreando el amargo sabor del tabaco antes de exhalar una espesa nube de humo que se arremolina a su alrededor como una neblina densa.El sonido de unos pasos lo saca de su ensimismamiento. Sin girarse, sabe que uno de sus hombres acaba de entrar. Siente la presencia a su lado, a un metro exacto de distancia, esperando la señal para hablar.—Vieron a la monjita en la ciudad —informa el hombre, en voz baja pero firme.Xavier ladea apenas la cabeza; su atención es capturada de inmediato. Sus ojos brillan con interés, afilados como cuchillas.—¿Sola? —pregunta, con una sonrisa ladeada que no prom
Kael y Osman están en la oficina alfa, revisando unos papeles para un proyecto futuro. La mente de Kael está en otro sitio, fija en la entrada principal de la manada, atenta a cualquier señal, esperando ansioso el regreso de Aria y Néstor.La puerta se abre de golpe, sin anunciarse.—Kael, ¿puedo hablar contigo? —pregunta Erika, con la voz ansiosa.Kael suspira largamente. Había postergado esta conversación con ella el mayor tiempo posible, pero ya no puede evitarla. Levanta la mirada y asiente, resignado.—Claro.Osman capta de inmediato la situación y recoge los papeles rápidamente.—Yo me retiro —dice, dedicándole a Kael una mirada que le dice "suerte", antes de desaparecer tras la puerta.Kael permanece de pie, con las manos en los bolsillos, fingiendo observar a la manada a través del gran ventanal. En realidad, su cuerpo entero está tenso, expectante. Solo quiere que el maldito auto de Néstor vuelva con Aria.—Kael —la voz de Erika tiembla—, ¿por qué no me dijiste que encontrast
***Este capítulo contine escenas picantes Boys Love. Si usted es sencible a este tipo de relatos, puede abstenerse de leer. Muchas gracias***Ya en la manada Luna Negra, el alfa Thane está recostado en un sillón de cuero oscuro, con la vista perdida en el ventanal que da al bosque. La copa de whisky entre sus dedos apenas tiembla. Su expresión es dura, determinada.Ramiro entra en la sala y se queda de pie a sus espaldas.—¿Estás seguro de hacer esto? —pregunta en voz baja. La preocupación le cruza el rostro—. Esto puede desatar una guerra entre Claro de Luna y nosotros. Si ella es la compañera destinada de Kael, él no se quedará quieto. Lo sabes bien.Thane no se mueve. Sin embargo, cuando siente los dedos de Ramiro rozando con lentitud su cuello, cierra los ojos y suspira.—Recuperaré a Lyssara, Ramiro —responde, con voz grave—. Cueste lo que cueste. Se lo prometí a mis padres en su lecho de muerte.Ramiro aprieta los labios, pero no discute. La decisión está tomada.—Sabes que esta
—¿Aria, estás bien? —La voz de Néstor retumba desde el otro lado del confesionario, y sus pasos se acercan con rapidez.Aria abre la boca para responder, pero Thane alza una mano y le hace una señal firme de silencio. Sus ojos son oscuros y su presencia, dominante. Aria, sin saber por qué, obedece. Algo en su instinto le dice que no debe hacer ningún ruido.El alfa Thane saca un pequeño celular del bolsillo interno de su abrigo y se lo entrega. Luego se inclina hacia ella y murmura con intensidad:—Espera. Voy a sacarte de la comunidad de Kael. Confía en mí.Antes de que Aria pueda decir una palabra, él y el otro hombre —el que le cubría la boca— desaparecen como sombras, sin dejar rastro. La puerta trasera de la capilla se cierra suavemente tras ellos.—¿Aria? ¿Me escuchas? —insiste Néstor desde el otro lado.Ella da un paso atrás, lleva una mano al pecho e intenta controlar la respiración. Su cuerpo entero tiembla. Cierra los ojos, respira hondo. Una. Dos. Tres veces. Finalmente, se
El padre contiene el aliento. ¿Las runas fueron vulneradas?—Excepto… aquella noche en el hotel —continúa, con un rubor intenso cubriendo su rostro—. Cuando desperté, no lo tenía en mi cuello, pero lo encontré junto con mi ropa y no me lo he vuelto a quitar desde entonces.El padre Ezequiel contempla a Aria en la semipenumbra de la sacristía. Su corazón se inquieta; algo dentro de él le dice que lo que está ocurriendo con ella no es simplemente una crisis pasajera. Observa cómo ella baja la mirada, nerviosa, como si cargara un peso invisible.Una idea lo asalta. Se santigua con un movimiento lento y solemne.«¿Será… que su pasado está volviendo a ella?», piensa, con el alma encogida ante lo que eso podría significar.Vuelve a persignarse, esta vez con más fuerza. El desastre que eso podría traer no es menor. Aquello que ha estado guardado durante tantos años… ¿podría estar volviendo a ella?Suspira y decide ir al grano.—Dime, Aria. Ese hombre… Kael. ¿Has notado algo inusual en él?El
Los pasos de Aria resuenan con fuerza en el interior de la pequeña capilla. La puerta se cierra tras ella con un suave chirrido, y el aroma a cera derretida la envuelve como un abrazo. El padre Ezequiel, que está ordenando algunos papeles en la mesa lateral, levanta la vista con sorpresa al verla.—¡Aria! —exclama, dejando todo de inmediato—. Hija mía, ¿dónde has estado todo este tiempo?Aria no responde. Sus labios tiemblan, sus ojos se llenan de lágrimas al instante. Da unos pasos y, sin más, corre hacia él, lanzándose a sus brazos como una niña en busca de refugio. Para ella, el padre Ezequiel es como su propia familia.—Padre… pasaron muchas cosas… —balbucea entre sollozos.El padre Ezequiel la rodea con sus brazos delgados pero firmes. Le acaricia la espalda con lentitud.—Shhh, tranquila, mi niña. Sea lo que sea que te esté agobiando, vas a estar bien. Eres fuerte, Aria. Siempre lo has sido.Ella asiente contra su sotana, empapándola con sus lágrimas.—Eso espero… porque últimam
Elvira abre los ojos con asombro al ver a su hermana en la puerta. Luego de lo que escuchó sobre lo que había pasado con Erika, creyó que ella no saldría de la cabaña pronto. No sabe si sonreír o mirarla con tristeza.—Hermana, buenos días. ¿Cómo amaneciste?Se acerca a ella y la examina con la mirada antes de abrazarla. Se pregunta si tal vez exageraron la situación, ya que Aria casi no presenta lesiones.—Estoy bien. —Aria le ofrece una sonrisa.En la mesa, el alfa Esteban no disimula la incomodidad. Y Kael… Kael parece haberse olvidado de respirar. Mientras tanto, la mirada de Erika se vuelve tan lúgubre como su alma y hace una mueca torcida con los labios al verla. Su cara tiene un hematoma oscuro.Al verla, Aria siente una punzada de satisfacción que intenta reprimir, pero no puede. No se arrepiente de lo que hizo. No después de todo lo que soportó anoche.Todos y cada uno de los que están en la sala esta mañana pensaron que Aria no saldría hoy.Nestor está en una mesa con sus am
Sus labios casi se tocan y Aria contiene el aliento. El calor del aliento de Kael roza su boca, y por un segundo, el mundo se reduce a eso: su cercanía, la intensidad de su mirada, el latido furioso de su propio corazón. Pero entonces duda. Una sombra cruza por su rostro y retrocede apenas unos centímetros, lo suficiente para romper el momento, probablemente contemplando si es lo correcto luego de todo lo que sucedió entre ellos. El alfa Kael no oculta su frustración ante ese acto. Su mirada se oscurece al instante, sus pupilas se dilatan y brillan con una mezcla de rabia contenida y deseo insatisfecho. Aprieta los puños a los costados, tan fuerte que los nudillos se le tornan blancos. Su pecho sube y baja con violencia, como si estuviera conteniendo una explosión. Lo está. A Ryder no le gusta que su compañera lo rechace.—Ya puedes irte —murmura Aria, sin mirarlo a los ojos—. Mis heridas no son tan graves. Puedo encargarme yo sola a partir de ahora. Tu prometida te está esperando.L
Aria sigue golpeándola una y otra vez; sus nudillos duelen y sangran mientras Erika yace indefensa, sin siquiera moverse. ¿Por qué no se está defendiendo de ella si se supone que es mucho más fuerte? ¿Es esta otra de sus tretas?La sonrisa en su rostro se lo confirma. Aria se molesta más que antes por su provocación; lo único que quiere es borrar esa estúpida sonrisa de su cara.Kael, envuelto en una cantidad exagerada de papeles administrativos que necesitan su atención, no puede concentrarse en nada. Su mente está puesta en el paseo de mañana de Aria y Néstor. No quiere dejarla ir, pero impedirlo puede hacer sospechar de su vínculo con ella.Está intranquilo, maldita sea. Su lobo está enfurecido. Ninguno de los dos está en su mejor estado, sabiendo que se acerca el día en que debe reclamar a Erika y sacar para siempre de su vida a Aria. ¿Por qué la luna le dio una compañera humana? ¿Está siendo castigado por algo que hizo mal?Honestamente, toda esta situación lo tiene estresado. La