Su calidez, la dureza de su cuerpo y como su aroma es agradable… me hace sentir muy cómoda. Lo cual, es extraño al saber que es el hombre que me obligó a casarme con él sin importarle en lo absoluto como me siento o que pienso.
Me está gustando esto.— ¿A dónde vas, pequeño ángel? Eres mi mujer, cariño, ¿Por qué deberías alejarte si tú eres la dueña de todo lo que poseo? — pregunta Lucifer y yo siento como mi corazón se acelera al pertenecer a un lugar donde al menos me hacen parte de forma agradable.— Lo siento, es la costumbre.— No perteneces aquí, Angela. Así que, lo mejor es que te marches ahora mismo. Ven con nosotros. — ordena mi padre con una voz tan autoritaria, que siento que voy a morir del miedo.— ¿Piensa secuestrar a mi esposa? Han entrado en mi territorio sin mi permiso