Quiero golpearme por lo que acabo de pensar, ya que, no debería estar preguntando cosas que no son de mi interés. Yo no quiero tener hijos y por muy omega que sea, no puedo permitir que este alfa plante sus ideas en mí.
‘Deja de pensar locuras, por favor.’ Me digo mientras Lía se encoge porque me he enojado. — Entonces, ¿Qué piensas hacer? — Lo siento, pero, no soy el tipo de chicas que usted cree. — digo intentando sonar lo más tranquila posible. — Porque eres el tipo de chica que creo es que te estoy pidiendo esto. — dice él mirándome fijamente y lo peor es que se ve bastante sexy y nada tenebroso. ‘Lo bueno de esto es que va a mejorar la raza con esos rasgos faciales tan bonitos.’ Me dice Lía y yo quiero golpearla porque no me está colaborando en lo absoluto. Tengo miedo, después de todo, no estoy escapando como esperaba de los Krauss y ya estoy en un nuevo problema. — Creo que tenemos ideas equivocadas. — Escapaste. — dice él alejándose un poco de mí y yo suspiro aliviada porque siento que ya estaba cayendo en su plan por estar respirando su aire cálido. — Sí, eso hice. — No tienes a donde ir. — dice él y yo me siento mal por no tener una respuesta agradable de esto. Por eso, con tristeza miro a mi alrededor intentando encontrar una ruta de escape que me permita mentir de una forma creíble. — Si tengo a donde ir, voy a marcharme a… — ¿A dónde? — Me iré a Zúrich. — digo leyendo esa palabra en una botella. Pero, el lobo me mira sonriendo y después agarra la botella donde acabo de leer ello. — ¿Sabes acaso donde está Zúrich o solo crees que está en la botella que acabas de leer? — pregunta él sonriente. — No es eso. — Has sido violentada por tu familia, eso es evidente. Así que, seguramente ellos no te dieron un fidecomiso o algo parecido para que pudieses escapar, querida. — dice él sonriendo complacido. ‘Este desgraciado se está burlando de mí y eso que quiere que le dé un hijo.’ Me digo mentalmente con molestia. — ¿Qué es lo que piensas hacerme? Como sabes que no tengo a donde ir y que huyo de unos malditos salvajes, ahora vas a aprovecharte de mí, ¿no es así? — pregunto molesta. — No, tendrás disposición de todo lo que tengo, serías la mujer que concebirá a mi hijo, así que, deben obedecerte y respetarte. Básicamente, es un buen trato, tú me darás el hijo que quiero y puedo mantener y yo te daré la protección para que ellos no te toquen y hagas lo que sea que has soñado. — dice Lucifer. Aunque me ha pedido que lo llame de una forma tan terrorífica, me produce placer ver como él piensa protegerme o por lo menos, promete hacerlo. ‘Es peor regresar con los Krauss.’ Me dice Lía. No me siento cómoda confiando en un hombre lobo, porque todos los que han estado en mi vida, solo han aparecido para causarme mucho daño. Pero, la realidad es que ha sido la única propuesta buena que me han dado. ‘Recuerda que María también sonaba así.’ Me dice Lía. — No. — ¿Esa es tu respuesta? — Sí, esa es mi respuesta a su propuesta. — digo con firmeza y él sonríe acercándose peligrosamente a mí. — Parece que te juzgué mal, porque parecías una mujer inteligente y valiente. — Porque lo soy es que me niego a su propuesta. — respondo y él se sienta en la cama sonriéndome. Lucifer es un hombre lobo muy misterioso, por eso, tengo miedo de lo que pueda hacer ante mi respuesta negativa, pero, no puedo volver a caer en simulaciones de personas buenas. — ¿Por qué desconfías tanto en mi palabra? — Porque ya me han engañado en el pasado y no pienso volver a caer en ese juego. — digo y él me observa confundido. — No logro comprender. — Mi madre me envió a la casa de los Krauss porque allí todo sería magnifico. Esa fue su promesa y lo único que viví fueron golpes, humillaciones y desprecios. Después de eso, confíe en una loba, la única que había mostrado que le importaba. >> Pero, solo lo hizo para que yo creyera que era posible marcharme y cuando era posible ello, aparecer para burlarse de mí e impedir que pudiera irme. Así que, no crea que voy a confiar en su propuesta sin sentido. — digo con seriedad. Mi resumen de la historia no lo conmueve, ni siquiera muestra interés en lo más mínimo sobre lo que siento, porque a él solo le interesa que le diga que sí a lo que tanto a él si le interesa. — Parece que la desconfianza es algo natural a juzgar por todo lo que has vivido. — Si sigo siendo incrédula después de todas las traiciones y decepciones que he vivido, soy muy tonta. — digo mirando fijamente al hombre que parece cómodo con el rumbo de la conversación. — A mí también me han intentado engañar. — ¿Qué pasó con esos intentos? — No se materializaron porque los maté antes de lograr la traición o decepción. — responde él encogiéndose de hombros. ‘Ahí tienes su maldad, recuerda que por eso le dicen Lucifer.’ Me dice mi mente. — Bien, teniendo claro que las cosas no van a… — Te lo dije, nadie se marcha sin darme lo que quiero. — dice él en un tono frío que no me permite dar espacio a la negociación. ‘¿Cómo podrías negociar con un extraño sobre un embarazo que no está en mis pensamientos?’ me pregunto mentalmente. — Pero, señor… — Entonces, si desconfías en que cumpla mi trato, hagámoslo legal. — dice él como si fuera algo sin importancia. ‘Seguramente escuchaste mal, porque nadie se atrevería — ¿Legal? — Parece que tienes un gran temor por su familia, así que, la mejor forma de hacer las cosas y que estes seguro de mi palabra es casándonos. — dice él y yo agradezco no estar tomando algo o estaría ahogándome o escupiéndolo todo. De inmediato, comienzo a reírme por esta respuesta tan inesperada. Por lo que, él me observa sonriente, mostrándome una hermosa sonrisa por segunda vez. ‘Casarse no suena tan mal. Tiene dinero, es atractivo, joven y parece que tiene una buena herramienta. Es eso o volver con los Krauss’ Me digo mentalmente. — Quiero los papeles ahora mismo o me arrepentiré. — Perfecto, así hacemos hoy mismo el bebé.