Hazel Newton, una joven huérfana marcada por una vida de sufrimiento, está a punto de descubrir que su calvario apenas comienza. Secuestrada y vendida a una red clandestina, cree que su destino está sellado, pero no tiene idea de que está siendo arrojada a un mundo sobrenatural del que no podrá escapar. Como parte de un siniestro experimento, Hazel es inseminada junto con otras mujeres. Una tras otra, todas sucumben… excepto ella. Erik Stone, el despiadado Alfa de la manada Luna Sangrienta, ha pasado 300 años buscando a una mujer lo suficientemente fuerte para gestar a su heredero. Cuando le informan que una humana ha sobrevivido a la noche, se siente intrigado. Pero al verla, su fascinación se convierte en desdén: delgada, débil y temerosa, Hazel no tiene lo que se necesita para ser su Luna. Sin embargo, si puede cumplir su propósito, será suficiente… por ahora. Atrapada entre su propia fragilidad y la brutalidad de un Alfa que solo la ve como un medio para un fin, Hazel comenzará a descubrir una verdad más profunda: la conexión entre ellos va más allá de lo que ambos están dispuestos a admitir. Mientras los secretos de su pasado y el de Erik se entrelazan, la atracción entre ellos se convierte en un campo de batalla. ¿Podrá Hazel romper las barreras del corazón de Erik y demostrarle que ella es más que una simple humana, o su amor estará destinado a ser consumido por el orgullo y la oscuridad?
Leer másHazel
—¿Cuánto me van a pagar por ella?
La voz del hombre se escucha cerca, grave y cortante. Intento moverme, pero mis muñecas están atadas y el vendaje en mis ojos me mantiene en completa oscuridad. Mis lágrimas empapan la tela; sé que algo terrible está por suceder.
—¡¿Esa miseria?! ¡Es virg3n! —grita el hombre, enfurecido.
Un nudo se forma en mi estómago. ¿Cómo terminé aquí? Lo último que recuerdo es celebrar con mis compañeras nuestra salida del orfanato. Ahora, estoy encerrada en una especie de jaula, vendida como si fuera un objeto.
—No te conviene regatear, a menos que quieras que él sea quien negocie.
Un gruñido bajo y profundo interrumpe la conversación, tan extraño y gutural que me hiela la sangre. No hay más discusión, solo el sonido de pasos alejándose y el chirrido metálico de unas puertas que se cierran.
Todo comienza a moverse. Estamos siendo transportadas. Mi corazón late con tanta fuerza que temo que se detenga. No sé cuánto tiempo pasa hasta que el vehículo se detiene. Unas manos fuertes me arrastran fuera, ignorando mis intentos de resistirme.
De repente, me quitan el vendaje. La luz blanca me ciega por un momento, pero pronto distingo dónde estoy: una casa lujosa y minimalista con paredes y suelos de un blanco inmaculado. Todo en este lugar se siente frío y desalmado, desde el mármol bajo mis pies hasta las miradas de los hombres que nos rodean.
—Estas no parecen muy resistentes —dice uno, estudiándonos con desdén.
Antes de que pueda procesar sus palabras, nos llevan a otra habitación. El ambiente cambia de inmediato: frío, metálico y clínico. Hay cinco mesas de acero alineadas en el centro. Parece un laboratorio.
—¡No! ¡Déjenme ir! —grito, pero es inútil. Me desgarran la ropa y me ponen una bata, dejándome expuesta. Mi mente grita que luche, pero mi cuerpo no responde, paralizado por el terror.
Lo que sigue es confuso y doloroso: unas mujeres entran con jeringas e instrumentos fríos. Pero por más que gritemos, ellos no responden a nuestras súplicas. Me siento ultrajada mientras introducen algo extraño en mi interior. Chillo e intento resistirme, pero es inútil. Finalmente, las luces se apagan en mi mente mientras me dejo llevar por el agotamiento.
Cuando despierto, el silencio es aterrador. Miro alrededor y veo los cuerpos inmóviles de las otras chicas. Un grito de horror escapa de mis labios.
—¡Dios mío! —jadeo, intentando desatarme. Pero antes de que logre moverme, unos pasos me paralizan.
—¿Qué demonios…? —La voz de un hombre se detiene al verme despierta—. No puede ser. Está viva.
Las ataduras caen. Me obligan a sentarme en la mesa, mirándome como si fuera una rareza.
—Llama al Alfa, ahora mismo.
Esa palabra… “Alfa”. Algo en el tono de voz del hombre me estremece. No pasan ni cinco minutos antes de que las puertas del laboratorio se abran de golpe.
La figura que entra al cuarto se mueve como un depredador, cada paso que da parece calculado. Es imponente: su altura, la anchura de sus hombros, y la intensidad que emana de él llenan todo el espacio. Su cabello rubio cae desordenado sobre una frente marcada, y su mandíbula firme acentúa su aura autoritaria. Pero lo que realmente me congela son sus ojos: un rojo carmesí que parece arder con una ferocidad sobrenatural.
Los demás en la habitación bajan la cabeza de inmediato. Nadie se atreve a mirarlo directamente, como si un solo cruce de miradas pudiera ser su sentencia de muerte.
—¿Esta es la que sobrevivió? —pregunta con un tono gutural y grave que me hace estremecer.
—Sí, Alfa —responde uno de los hombres con voz temblorosa.
Intento retroceder, pero la mesa metálica me impide moverme. Quiero desaparecer, ser invisible, pero también hay algo en él que me obliga a mantener la mirada.
—Parece… frágil —murmura, dando un paso hacia mí.
Cada músculo de mi cuerpo se tensa mientras lo veo acercarse. Su mirada no se aparta de la mía, y en su intensidad hay algo que me atrapa, como si él fuera un imán y yo no tuviera otra opción que ceder.
Cuando está frente a mí, me toma del mentón con una mano fuerte, su piel áspera y caliente ahora está contra la mía. No hay delicadeza en su toque, pero tampoco me lastima. Simplemente ejerce un control total sobre mi cuerpo con un simple gesto.
—Nunca había pasado, Alfa. Siempre mueren —dice la mujer que está junto a nosotros, todavía con la cabeza baja.
—Bueno, sin duda es… diferente —dice él sin apartar su mirada de mí. La manera en que pronuncia esa palabra, “diferente”, hace que mi corazón lata con fuerza.
—P-Por favor… déjame ir —suplico en un susurro.
Sus labios se curvan en una sonrisa burlona que revela unos colmillos largos y blancos, demasiado afilados para ser humanos.
—¿Dejarte ir? —repite, inclinándose hacia mí. Su voz se vuelve más suave, casi hipnótica—. ¿De verdad crees que eso es posible?
El calor de su aliento roza mi rostro, y un extraño cosquilleo se instala en mi pecho. Mi cuerpo me traiciona, mezclando el terror con una atracción inexplicable.
—Yo te compré, humana. Ahora me perteneces, Hazel —añade, pronunciando mi nombre con una intensidad que me deja sin aire.
—¿C-compraste? —tartamudeo.
Su sonrisa se amplía, pero sus ojos no muestran compasión alguna.
—Así es. Eres mía. Tu vida, tu cuerpo… todo. Y tú harás exactamente lo que yo ordene.
—¡No! —grito con un atisbo de valentía que ni siquiera sé de dónde proviene—. ¡No soy de nadie!
Sus ojos chispean, no de enojo, sino de algo que parece… interés.
—¿De nadie? —repite, inclinándose más cerca, hasta que nuestros rostros están a centímetros—. Vamos a ver cuánto tiempo puedes mantener esa actitud, humana.
Su proximidad me abruma. Puedo sentir el calor que emana de él, su presencia poderosa y salvaje. Es intimidante, pero a la vez, una parte de mí —una parte que odio— no puede evitar sentirse atraída.
—Eres más interesante de lo que pensé —dice con un tono casi divertido, antes de soltar mi rostro y dar un paso atrás.
Mi cuerpo se siente frío al instante, como si el espacio que ha dejado hubiera robado algo vital de mí.
—Llévenla a mis aposentos —ordena, volviendo a su tono autoritario.
—¿Q-qué? —balbuceo, horrorizada.
Él se gira una última vez, sus ojos arden como brasas.
—Esta conversación no ha terminado, Hazel. No olvides… que me perteneces.
Me quedo inmóvil y con las palabras atascadas en mi garganta. La puerta se cierra tras él, y aunque el terror sigue presente, hay algo más que no puedo ignorar: la sensación de que mi vida acaba de cambiar para siempre, y no sé si será para bien… o para algo mucho peor.
EPÍLOGOHazelEl aire se siente lleno de expectativas, puedo sentirlo en cada fibra de mi ser mientras las contracciones me recorren. Son intensas y despiadadas, siento que me desgarran por dentro. Estoy cubierta de sudor, mi respiración es agitada y entrecortada, pero no estoy sola esta vez. Erik está a mi lado, su mano firme sostiene la mía y su otra mano acaricia mi frente con ternura, limpiando los mechones de cabello que se han pegado a mi piel húmeda.La última vez que estuve en esta situación me encontraba vulnerable, rodeada de personas que querían hacerme daño e inconsciente y a punto de morir. Pero ahora es diferente, ahora está a mi lado la única persona que va a protegerme incluso con su vida misma.—Lo estás haciendo increíble, mi amor —su voz es profunda y reconfortante, pero no puede ocultar la preocupación en su mirada de ojos verdes intensa.Aprieto su mano con fuerza mientras otra oleada de dolor me sacude. Cierro los ojos y gruño, concentrándome en la voz de Rosie, q
CAPÍTULO 168: FINALMENTE, SU LUNAHazelEl sol apenas comienza a asomarse en el horizonte cuando la manada se reúne en el claro central del territorio. La batalla quedó atrás, y aunque la muerte de Axel sigue siendo reciente, hoy es un nuevo comienzo para todos. La energía que se siente en el aire es distinta. Ya no hay tensión, ya no hay guerra. Solo expectativa.Estoy de pie junto a Erik, con Harik en mis brazos, mientras los lobos nos observan en completo silencio. Sé lo que está a punto de pasar, pero aun así, mi corazón late con fuerza. Nunca me ha importado lo que piensen los demás, pero hoy es distinto. Hoy no se trata solo de mí o de Erik. Se trata de la manada, de nuestro futuro.Erik da un paso al frente y su voz retumba con autoridad.—Lobos de la Luna Sangrienta, nuestra manada se ha restaurado. Ahora somos más fuertes, más unidos que nunca. Es momento de mirar hacia adelante. De dejar atrás la traición y la sangre para comenzar una nueva era.Las miradas de los lobos se i
CAPÍTULO 167: EL MÁS PODEROSO DE TODOSHazelEl crujido del cuello de Axel se puede escuchar claramente en la mansión. Un sonido seco y definitivo. Y con él, todo se detiene.Los rugidos, los gruñidos, el choque de garras contra carne y hueso… todo se silencia al instante. Un escalofrío recorre el aire, como si la misma esencia de la batalla se hubiera arrancado de raíz.Los lobos de la manada original de Erik, aquellos que nunca dejaron de serle leales, caen de rodillas al unísono. No hay duda en sus movimientos, solo respeto y lealtad. Durante mucho tiempo han esperado este momento, han soportado el yugo de un Alfa que nunca fue realmente suyo. Y ahora, al ver a Erik victorioso, saben que su lugar siempre ha estado con él.Por otro lado, los lobos que se unieron a la manada después de la caída de los Stone no reaccionan de inmediato. Algunos retroceden, el desconcierto nubla sus rostros. No han conocido otra cosa que el mandato de Axel, y sin su Alfa, están perdidos. Pero antes de q
CAPÍTULO 166: NO HAY REDENCIÓNErikAxel gruñe, su pecho se expande y contrae con cada respiro agitado, la sangre gotea de su costado y mancha el suelo de piedra bajo nuestros pies. Mi propio cuerpo no está mejor, la piel está desgarrada y los músculos me arden pero no me permito titubear. La batalla aún no ha terminado.Él me mira con odio puro, sus ojos brillan con esa rabia que ha arrastrado por siglos. Sé que no parará hasta verme caer, pero yo tampoco pienso rendirme. Esta pelea ha sido inevitable desde el momento en que intentó quitarme a Hazel, cuando por su culpa perdí a mi hijo y a ella por demasiado tiempo y luego me arrebató mi manada, cuando se dejó consumir por la venganza, cuando se convirtió en la sombra de lo que alguna vez fue. Axel cree que lucha por algo justo, pero todo ha sido una mentira, una ilusión tejida por manos más crueles que las nuestras.—Todo este tiempo —le digo entre jadeos, enderezándome mientras siento la sangre cálida resbalar por mi mandíbula—, to
CAPÍTULO 165: EL INICIO DE LA PELEAErikEl aire en la mansión apesta a Axel. A su podredumbre, a su corrupción y la mentira en la que ha vivido todos estos siglos.Mis garras se extienden instintivamente, mi instinto me grita que ya no hay tiempo para sigilo. No cuando el sonido de nuestras pisadas se puede escuchar en estos pasillos que alguna vez fueron míos.—Axel —gruño su nombre, sintiendo cómo la rabia se retuerce en mis entrañas.Él está aquí. Lo sé. Puedo oler su hedor a rancio flotando en el aire.Rodrigo, a mi lado, asiente con la cabeza y se adelanta con un grupo de los lobos de Hazel. Algunos de nuestros lobos se separaron del grupo antes de entrar en la mansión. Se movieron rápido y en silencio, colocando explosivos en puntos estratégicos del terreno. No los usaremos para matar, sino para desorientar, para sembrar el caos.Me interno en la mansión con Hazel y algunos más a mi espalda. Mi corazón ruge con una furia tan primitiva que casi puedo sentir el ardor de la transf
CAPÍTULO 164: IRÉ CONTIGOHazelVer a Rosie tan feliz con Kelan me llena el corazón de una calidez indescriptible. Su risa brillante y sin restricciones se escucha de nuevo en el aire como la persona que solía ser. Durante demasiado tiempo Rosie ha vivido con una sombra sobre ella. Desde que casi murió y perdió el título de Alfa a manos de Axel, algo en ella cambió. Su energía vibrante, su espíritu indomable, esa chispa que iluminaba cualquier lugar al que llegaba, parecían haber sido aplastados bajo la pérdida de su Mate.Pero ahora… ahora parece que la verdadera Rosie ha regresado.Sus ojos brillan de nuevo, su sonrisa es genuina, y la forma en que se aferra a Kelan, como si fuera su ancla, me dice que finalmente tiene una razón para luchar más allá del dolor.Sin embargo, el momento no dura demasiado.Un carraspeo firme nos saca a todos de nuestro ensueño. Erik se adelanta, ubicándose en el centro del grupo. Sin darnos cuenta, nos hemos agrupado en un círculo, como si la cercanía n
Último capítulo