Capítulo 129.

Narrador omnisciente:

Calen sabía que no podía acercarse a Every de la misma forma en la que lo hacía antes. El pasado le había enseñado que, con ella, las palabras forzadas y los gestos dominantes solo provocaban más distancia entre ellos.

Esta vez debía esperar, incluso si eso significaba días enteros sin avances visibles. Lo entendía, de verdad que lo hacía. Porque cada cicatriz en ella era un muro y él tenía que encontrar la forma de derribarlo sin romperlo.

Aquella mañana, la vio en el patio. Hugo estaba sentado en el suelo, rodeado de piezas de madera, concentrado en encajar una sobre otra para formar algo que solo él entendía, y Elías jugaba a atrapar mariposas. Every permanecía de pie, a un par de pasos de distancia, observándolo en silencio. No hablaban, pero había algo en el aire, una calma que él no esperaba.

Calen se acercó despacio, sin llamar la atención. Se sentó en un banco cercano, con las manos apoyadas en las rodillas, y simplemente se quedó ahí.