Capitulo 32.

Capítulo 32.

Desperté con una sensación amarga en el pecho. No había tenido pesadillas en toda la noche, pero tampoco había tenido sueños bonitos.

Solo podía sentir vacío en mi interior. Estaba tan cansada de todo y de todos... ya no tenía ganas de seguir. ¿Para qué? Si todo el mundo parecía estar en mi contra, si mi vida no valía nada y, por mucho que yo intentara cambiar, no mejoraba nada y cada día todo iba a peor.

Me quedé tumbada en la cama, mirando al techo, escuchando el tic-tac del reloj de la mesilla de noche y contando los segundos como si con eso pudiera cambiar algo.

No esperaba nada del día, ni siquiera tenía claro que valiera la pena levantarme de la cama. Últimamente todos los días eran iguales para mí. Allí donde iba, todo eran silencios incómodos, miradas por encima del hombro… Allí nadie me quería cerca y tampoco trataban de disimularlo.

Había días en los que me preguntaba si me veían como una persona o solo como un error que no supo desaparecer a tiempo.

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