75. Latidos
Gabriel
Salir del apartamento, dejar a Cat y a Samuel sabiendo que debo verme con Emma hace que sienta de la mierd, pero no puedo seguir postergando esto.
Cada vez me convenzo más de que hay algo que no cuadra en el embarazo y la desconfianza que siento ahora ya no es mera paranoia, ahora está muy bien justificada.
Dicho eso, salgo del apartamento sin mirar atrás. Mis pasos me llevan directo a la casa que Elena me obligó a comprar para construir la farsa con Emma. Cada rincón de ese lugar me enferma, porque no es un hogar, es un escenario.
Un montaje de mentiras.
Y durante mucho tiempo se sintió también como una cárcel, pero no puedo culpar a nadie, porque eso fue algo en lo que yo mismo me metí.
Pero ya no pienso seguir haciéndolo, además, necesito saber el papel de Emma en todo esto, porque si Elena lo que busca es la fortuna completa ¿Por qué me pidió la farsa a mi y no a Julian? Él sí es su hijo.
Durante el trayecto, la cabeza me da vueltas. El reencuentro con Samuel, la traición