5. El juego de las apariencias
Catalina
Las últimas 48 horas han sido una completa locura. Haber vuelto a ver a Gabriel San Román lo fue.
Estos cuatro años me había repetido que el pasado estaba enterrado. Me fui del país, me convertí en madre, levanté mi propio imperio. Estoy con un hombre que me ama. Y sin embargo, el simple cruce de miradas con Gabriel bastó para tambalear mis cimientos.
Su sorpresa duró la mitad de la reunión. La otra mitad fue pánico disfrazado de frialdad, especialmente cuando respondí una llamada de Samuel en plena mesa directiva.
Si él se entera de la verdad… No puedo permitir que eso pasé y no hay razón alguna para que suceda.
Meneo la cabeza, intentando sacarlo de mi mente. Me observo en el espejo por tercera vez.
Me aseguro de que no haya una sola hebra de cabello fuera de lugar. Llevo el cabello rubio peinado de manera perfecta, cayendo como cascada sobre mi espalda. El escote de mi vestido negro ajustado al cuerpo roza el límite entre lo elegante y lo provocador sin cruzarlo. No es vulg