Cuando Vecka escuchó el golpe suave en su puerta, ya estaba casi lista para acostarse. Abrió, encontrándose con Zayden, serio y directo.
—El señor Blackwood ordenó que prepare sus cosas. Volvemos a casa esta misma noche.
—¿Tan pronto? —preguntó ella, sorprendida.
—Sí, hubo un cambio de planes. El vuelo sale en tres horas.
Vecka quiso preguntar más, pero la expresión de Zayden le dejó claro que no habría explicaciones. Asintió en silencio y comenzó a guardar sus cosas. Mientras doblaba la ropa, una sensación extraña la invadió.
Había pasado el día intentando olvidar el torbellino emocional que le había provocado Xylos, intentando convencerse de que no significaba nada, de que volver a casa y ver a Kian sería suficiente para borrar cualquier sombra, pero ahora, al saber que el viaje terminaba antes de lo previsto, sintió una punzada de decepción.
Quizás porque no habría oportunidad de entender lo que había ocurrido entre ellos, ni de aclararlo. O tal vez porque, en el fondo, algo