12.
El lunes comenzó con una reunión de seguimiento en la sede central. Sofía llegó antes que nadie, llevaba consigo los resultados positivos de la implementación tecnológica y los reportes de los nuevos contratos firmados tras la cena con los inversores. Su figura ya no era discutida, era respetada.
Adrián llegó más tarde, con el gesto algo más reservado que de costumbre. Durante la reunión, se mostró profesional, pero Sofía notó los silencios en las pausas, los ojos distraídos cuando nadie hablaba.
Cuando todos se retiraron, ella lo detuvo con la mirada.
—¿Quieres hablar? —preguntó Sofía, dejando los papeles.
—Sí, pero no aquí —respondió con pesar—. ¿Cenamos esta noche?
Ella asintió sin decir nada, aunque por dentro se estaba muriendo para preguntar algo con respecto a la cena que Adrián había tenido con su ex.
Esa noche, en el mismo departamento donde tantas veces había encontrado paz, Adrián le sirvió té y Sofía lo interpretó como una señal de que el momento era más emocio