La tarde caía sobre el predio del nuevo Centro de Investigación y Desarrollo del Grupo Torres-Varela, un complejo moderno levantado en las afueras de Pilar. Los árboles se movían suavemente con la brisa, el pasto impecable brillaba con restos de la lluvia del día anterior y, entre los edificios de cristal y acero, se escuchaban pasos apresurados de empleados, asistentes y ejecutivos que aún trabajaban en la inauguración del día siguiente.
Adrián y Sofía llegarían recién en la noche. Nicolás y Lucía estaban allí supervisando detalles. Y entre todo ese movimiento, dos jóvenes caminaban en direcciones opuestas sin saber que estaban a punto de cruzarse por primera vez.
Ella se llamaba Nicole Varela, hija única de Adrián y Sofía.
Él se llamaba Tomás Torres, hijo de Nicolás y Lucía.
Ambos nacidos en mundos que se detestaban durante años.
Ambos criados con historias distintas de un mismo pasado.
Ambos a punto de encontrarse sin la menor idea del peso que caía sobre sus apellidos.
Nicole avan